Las órdenes para el asalto fueron enviadas esa tarde, dando a los comandantes dieciocho horas hasta que estuvieran listos para partir.
La Unidad Especial de Tácticas Inquebrantables no era parte de la fuerza principal del asalto, les habían asignado partir temprano e infiltrarse en varios edificios en los bordes de la base altamente defendida de los Narsianos en la zona céntrica. Algunos debían ser despejados para posiciones de infantería, otros debían ser derrumbados para servir como cobertura para el avance de las fuerzas Mecha y otros se sospechaba que contenían información gubernamental valiosa que el Comando Central no quería perder para siempre.