Neveah estaba sentada en su mesa en el estudio de su padre, mirando al frente sin enfocarse en nada en particular. Había montones de archivos en su mesa a los que aún tenía que atender, pero Neveah simplemente miraba al frente sin expresión.
Las tareas que requerían su atención eran interminables, cada día presentaba un nuevo problema... Neveah no estaba segura de cuánto tiempo podría seguir así.
Permaneció en esa posición por un corto tiempo antes de que la puerta del estudio se abriera y Garron entrara con paso decidido.
—Veah —Garron saludó, caminando hacia Neveah.
—¿Cómo está? —Neveah preguntó sin siquiera mirar.
—No hay cambios notables, excepto por unas docenas más agregadas al número. Prácticamente han acampado al aire libre y se niegan a dispersarse, solicitando tu presencia —Garron informó.
—¿Acaso nadie les ha dicho que no tengo nada que ver con esta absurda convicción suya? —Neveah preguntó, con voz tensa y rígida.