Cinco ataques diferentes, cada uno proveniente de cinco ángulos distintos, impactaron en Atticus con una fuerza inmensa.
Dos golpearon sus piernas, uno su estómago, otro su pecho, y el último su espalda.
Los ataques llegaron desde ángulos tan variados que el cuerpo de Atticus ni siquiera sabía hacia dónde moverse. Terminó quedándose en su lugar, su rostro contorsionándose de dolor.
—¡Tan rápido! —Él había visto cada uno de ellos acercándose, pero no había podido reaccionar a tiempo.
—Debe ser el Abuelo. Se aseguró de que su fuerza y velocidad sean mayores que las mías —Los cinco constructos no le dieron tiempo a Atticus para pensar y desataron otra brutal serie de golpes. Atticus intentó esquivar, pero fue en vano.
Además del hecho de que eran más fuertes y rápidos que él, Magnus también estaba observando la batalla. Podía predecir cada movimiento que Atticus quería hacer.