Un hombre de mediana edad caminaba por un pasillo con una taza de café en la mano.
El hombre de mediana edad vestía una camisa de botones perfectamente planchada combinada con pantalones caqui.
Aunque exudaba un comportamiento profesional, con mocasines pulidos y un reloj de pulsera sutil, su rostro era todo lo contrario. Contaba una historia completamente diferente.
Tenía una expresión cansada, lo que parecía extraño considerando su ropa profesional, que debería sugerir que estaba de camino al trabajo.
Entonces, ¿por qué estaba cansado? ¡Si ni siquiera había comenzado a trabajar!
—Otro día aburrido —suspiró profundamente el hombre, dando un sorbo al café en sus manos mientras sus pasos continuaban a través del pasillo.
El pasillo estaba hecho de metal blanco prístino, con numerosas pequeñas luces blancas incrustadas en la parte superior a una pequeña distancia entre sí, trazando el pasillo.