Ronad acababa de recibir una bofetada fuerte en la cara, dos veces. Sin embargo, su expresión era de completa confusión.
Su cerebro todavía retumbaba en su cráneo, luchando por procesar lo que estaba sucediendo. Pero cuando la tercera bofetada catastrófica aterrizó, enviándolo a volar una vez más, la mente de Ronad finalmente registró la realidad de la situación.
—¿Él, de rango gran maestro+, estaba siendo abofeteado?
Ronad podría haber sido un loco, pero aún tenía un orgullo hasta el núcleo. Su rostro se retorció de rabia y sus ojos ardían con furia. Dejó escapar un rugido que resonaba a través del campo de batalla.
Las moléculas de aire pasaron de inmediato bajo el mando de Ronad cuando él invocó su dominio disperso una vez más.
Una ola de energía palpable estalló de Ronad. Los vientos se azotaron en un frenesí, la misma atmósfera doblandose a su voluntad mientras su dominio se extendía hacia afuera.