Atticus quizás no había sido muy atento con los sentimientos de las personas que lo rodeaban, tal como cuando no había sabido cómo se sentían Nate y los otros estudiantes de primer año de Ravenstein.
Pero desde entonces, había hecho necesario e importante asegurarse de que eso no sucediera más. Era consciente de todos los sutiles cambios en las expresiones de Aurora, la forma en que apretaba los puños y la mirada decidida que le dirigía.
Que ella lo admitiera en las cuevas durante la competencia solo servía para probar sus observaciones. Pero al final del día, era su batalla que luchar.
Lo único que él podía hacer era animarla.
Atticus sintió cómo Aurora asentía con la cabeza sutilmente contra su pecho antes de dejar el abrazo después de unos segundos y apartarse de él.
Antes de que Atticus pudiera girarse y decir algo, otra figura se apresuró, envolviéndolo en un abrazo aún más apretado.