Emma finalmente había logrado no dejarse afectar por su encanto mientras empezaba a tocar sus brazos, guiándolo para disparar la flecha con buena puntería.
—Justo como te expliqué anteriormente, mantén la respiración estable primero —dijo Emma esperando a que Aiden lo hiciera.
Este primer paso del proceso era obviamente fácil para Aiden ya que solía estar completamente en silencio, sin hacer el más mínimo ruido.
—Bien, ahora estira la cuerda e intenta ser lo más estable posible, no quieres que la cuerda se mueva en absoluto.
Entonces, Aiden intentó estirar la cuerda lo más estable posible, y cada vez que algo iba mal en el proceso, Emma, que estaba justo detrás, lo corregía sosteniendo sus brazos.
Para cualquier persona que viniera de la Tierra, esta escena parecería un chico enseñando a una chica cómo jugar al golf.
Pero esta vez, los roles estaban invertidos ya que Emma estaba detrás de él, sujetándolo firmemente, asegurándose de que realmente tuviera éxito.