Justo cuando David cruzó el portal, los ojos de Aiden se fijaron en los de Garestsa, quien apenas se estaba levantando de la presión a la que estaba siendo sometida.
Ella se sentía tan asustada por todo lo que acababa de suceder, recordaba ese aura negra que emanaba del cuerpo de Aiden influenciando los alrededores.
—E-Entonces, ¿realmente me vas a dejar vivir? —preguntó Garestsa mientras caía de culo sin quererlo.
Aiden la miró y sonrió sin decir una sola palabra. —¿Qué crees?
Esas palabras enviaron escalofríos por la espina dorsal de Garestsa ya que sabía que Aiden era peligroso en ese momento. Solo tenía un pensamiento en mente y era sobrevivir.
Quería encontrar una manera de sobrevivir. Por eso necesitaba evaluar la situación primero.
—¿Por qué estás tan enojado contra mí? No hice nada y seguí todas tus órdenes —se quejó Garestsa mientras Aiden se acercaba lentamente a ella, avanzando un paso tras otro.