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—S-sí, todo está bien, ¿cómo va el entrenamiento? —preguntó Emma evitando claramente sus descubrimientos de la noche anterior.
Sin embargo, Aiden no iba a dejarlo pasar; quería ver cómo reaccionaría ella si seguía presionando sobre sus acciones anteriores.
—¿Te duelen las rodillas? —dijo refiriéndose al momento en que ella le suplicaba por su miembro en el suelo.
Como Emma no tenía ningún recuerdo de ello, respondió sinceramente sin entender bien el significado oculto.
—No, no me duelen, ¿por qué?
Aiden, al notar la expresión pura en su rostro, simplemente decidió abordar otro tema.
Ella parecía que no quería hablar de ello y él no la iba a forzar.
Solo el tiempo podrá hacer que su relación progrese aún más de lo que estaba en ese momento.
—No te preocupes, no es nada.
Luego, hubo un silencio entre los dos mientras Emma seguía dándole vueltas al cerebro intentando encontrar un tema de conversación para ambos.