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60.23% Cultivación prohibida (+18) / Chapter 153: Quinta cita en grupo

Chapitre 153: Quinta cita en grupo

–Oh, realmente no esperaba ganar– se sorprende Liang.

–Suerte que has tenido. ¿Quién iba a pensar que sería tan rápida? Perdidamente enamorada…– se mosquea Song.

–Eres demasiado seductor… Nos lo tendrás que enseñar cuando nazca– pide Yu.

Las demás asienten, entre divertidas y curiosas.

–¿Qué tal el regalo? ¿Quieres atarnos también a nosotras?– me provoca Shi, con una cuerda a su alrededor.

–Ja, ¡qué más quisiera! Tendrá que probar de su propia medicina– amenaza Song.

–No ha sido idea mía…– me defiendo.

–¡Pero bien que lo has disfrutado!– me acusa Yi. Suele aliarse con Song.

–Entonces, ¿lo atamos?– pregunta Shi.

–Lo siento, son órdenes– se disculpa Lang.

No me ha dado tiempo a reaccionar. Ya tengo una cuerda alrededor. Las demás pronto se unen. Entre risas. Incluso me amordazan y me ponen una venda en los ojos. Aunque de vez en cuando apartan la mordaza para besarme.

Me manosean. Me montan. Hacen lo que quieren conmigo. Aunque son siempre muy sensuales. Puedo saber quién es cada una sin mirarlas.

Estoy seguro de que ya lo tenían planeado. Quizás no para hoy, pero han sido demasiado eficientes para no haberlo preparado antes. Lo de Lin Tao ha sido una excusa. Y no les he dicho que también he atado a Ning, Rui, Hai, Rong y Bronceada. Bueno, he atado a Rui la última. Al resto, las he hecho atarse entre ellas.

Luego las he devuelto atadas y llenas de mí. Las ataduras no eran fuertes. Ya se las están quitando. Hai con una sonrisa enorme. Le ha ilusionado tener un hermanastro.

Lo peor es que no me desatan ni para dormir. Ni me quitan la venda. Puedo notar a las gemelas dormir junto a mí. Entre risas. Me hacen incluso cosquillas. Me vengaré.

—————

Por la mañana me han desatado. Lo primero que he hecho es vengarme. Hacerles cosquillas. No se han resistido. Quizás se sentían culpables. Luego ha sido un sexo muy íntimo. Con casi todas las chicas. Wan quería algo más intenso.

Más tarde, voy a copiar. Se me va haciendo más difícil. Aún puedo copiar una página entera, pero no durará mucho. Quizás un mes o dos. Cada vez tengo más qi de la etapa dos y menos de la uno.

No puedo gastar el de la dos. Sería retrasar la cultivación. Además de que no sé muy bien como controlarlo. Para hacer las copias, se ha de ser muy preciso. Un qi de una etapa superior es un problema. Aunque tampoco pasa nada si no voy. No estoy obligado. Solo no me pagan.

Cuando salgo, me voy a la zona de combates. Hoy lo han organizado antes. La "Quinta reunión de prácticas de combate" es como lo llaman. No muy original.

Al llegar, solo están mis pervertidas, mi masoquista, su ama, Ken limpiando cerca, y Yan Xiulan. ¿No hay nadie más? Me temo que me han citado un poco antes.

Bei Liu y Bi Lang me llaman. Moviendo las manos. Incluso saltando un poco. Sus pechos rebotan al hacerlo. Creo que no llevan sostenes hoy.

El resto me miran y sonríen. Yan Xiulan me mira y desvía la mirada, una y otra vez.

–¿Qué tramáis?– les pregunto cuando llego.

–¿Quién dice que tramamos algo?– se queja Bei Liu.

Lo hace mientras se inflan sus mejillas, sus brazos rodean mi cuello y me besa, obligándome también a cogerla.

No me suelta. Su amiga la aparta entre risas y me besa ella. Las demás son más comedidas. Fen Huan y Pen no me besan en público. Yan Xiulan se sonroja solo de ver a las otras dos tan pegadas a mí.

Las miro condescendientes. En especial a Bei Liu.

–Te dije que no se lo creería– ríe Bi Lang.

–Dejad de flirtear con él. Xiulan'er, por favor, dáselo– pide Pen.

La adorable joyera se adelanta tímidamente. Me entrega una pequeña caja de madera. Se sonroja cuando rozo sus manos al cogerla. Las aparta enseguida. Son suaves.

Es un collar muy fino. Casi no se ve. No es muy llamativo. Aunque no me dejan mirarlo mucho. Bi Lang y Bei Liu se apresuran a cogerlo y ponérmelo. Se aseguran de apretar sus pechos contra mis brazos al hacerlo. Confirmado, no llevan sostenes. Y lo están haciendo para provocarme. Pervertidas…

–Se lo encargamos a Xiulan'er. ¿Te gusta? Explícale para qué sirve– le pide Pen a la más tímida.

A veces se me olvida de que Pen sigue siendo una esclava. Actúa como la líder del grupo. De hecho, su dueña no ha dicho palabra. Está muy quieta. No me extrañaría que tuviera cuerdas o algo así apretándole sus partes más sensibles. No sería la primera vez.

–E… Esto… Tienes que añadirle qi poco a poco. Cuando este lleno, puede invocar una barrera. Puede bloquear un ataque de alguien en la etapa cuatro de Alma. Un poco más si es menos poderoso– explica.

–Vaya. Te has superado– la alabo –. Gracias a todas.

No lo esperaba. No hacía falta. Pero reconozco que me ha conmovido.

Yan Xiulan se sonroja bastante, pero el resto también un poco. Me miran fijamente.

–¿Qué pasa?– pregunto, extrañado.

–Sonreír así es trampa. Estás para comerte…– es Bei Liu la primera en hablar.

–Sigh… Es difícil resistirse… Eres tan injusto. Después nadie te salvará– amenaza Bi Lang.

Pen se ríe. Fen Huan me mira expectante. Yan Xiulan no sabe dónde mirar. Es culpa suya por rondar esas compañías pervertidas. Sé que están exagerando. Aunque me siento halagado.

–¡Dejad de burlaros de mí! ¿A qué hora empieza de verdad?– pregunto.

–En veinte minutos– habla Fen Huan por primera vez.

–Ven. Ponle qi. Vamos a probar– pide Bi Lang.

Parece una niña pequeña. Su amiga me mira también suplicante. Incluso las otras tres parecen querer probarlo. Es evidente que no puedo negarme.

Así que acabo invirtiendo casi la mitad de mi qi. Lo activo con una pequeña descarga rápida en dos puntos. Varias minúsculas runas brillan por un momento. Puedo sentir la barrera alrededor.

Las chicas la atacan. Parecen divertidas. En especial mis dos pervertidas. Acaban pidiendo a Fen Huan que la rompa. Sus movimientos son algo tensos. Golpea unas cuantas veces para romperlo.

–Je, je. ¡Funciona! Xiulan'er, eres increíble– exclama Bei Liu.

Yan Xiulan se encuentra pronto abrazada por las dos. Apretada contra ellas. Le cuesta liberarse. Parece incómoda y avergonzada. Les gusta mucho el contacto físico. Abrazan sin pensar, incluso sin segundas intenciones. Son adorables, además de pervertidas. Muy cariñosas.

—————

Me explican que hay una pareja más, y otra que ha roto. Aunque mis pervertidas me aseguran que es temporal. Prefiero no preguntar demasiado.

Xu Siyu también ha venido. Se ha traído dos amigos más. Es realmente sociable. Se lleva bien con todos. Incluso ha vencido un poco su timidez con las chicas. De hecho, él y una chica peliverde aspirante a alquimista son la nueva pareja.

Me hacen combatir tres veces. Una de ellas practicamos en serio. Es un aprendiz de herrero. Su enorme martillo no es fácil de bloquear, aunque sí de esquivar. Sus ataques son poderosos, pero más bien lentos.

–Necesito ataques y defensas rápidos– suspira cuando acabamos.

–Para eso son las prácticas– intento animarlo.

Le doy una palmada amistosa en la espalda. Es cierto. Le faltan esos movimientos más rápidos. Sus golpes poderosos deben hacerse cuando llega el momento. O quizás para romper una defensa fuerte. Entretanto, debe ser capaz de atacar y defenderse con más soltura. Lo bueno es que lo sabe.

La mayoría de combates son simplemente rendirse. Quizás disimular un poco. Pero hay algunos que practican. Incluso que el resultado no está amañado. Diría que más que la última vez. Aunque tienen que ser amistosos. Es la regla que han establecido. Si no, que lo hagan por su cuenta.

Tengo que reconocer que tampoco esta vez hay mayores problemas. Son un buen equipo. Bei Liu y Bi Lang organizan y socializan. Pen se encarga de los detalles y de lo que las otras se olvidan. No sé qué harían sin ella.

Fen Huan ayuda un poco. Aunque su mayor valor está en actuar como disuasión. Los que pueden venir a buscar problemas no tienen nivel alto. Y mi masoquista tiene fama de ser implacable, además de estar casi en la etapa tres. Si supieran la verdad…

Tener a Ken nos es muy útil. Es una esclava, pero se compenetra muy bien con las demás. Otros esclavos no irían tan rápido donde se les necesita. Además, aquí la tratan bien. Ninguno de los participantes se atreve a molestarla o denigrarla. Me dijo que incluso a veces la saludan en otros sitios. Es evidente que es amiga de las otras, y mía.

Cuando acabamos, me voy con las chicas. Yan Xiulan se ha ido antes, corriendo. Solo le he cogido las manos para darle las gracias de nuevo. Las demás aún se ríen.

Mis pervertidas me besan y se van cuando llegamos frente a la cabaña. Les he prometido ir esta noche. Aunque antes las he manoseado, como aperitivo. Luego entro con Fen Huan y Pen en su cabaña.

Pen le saca la ropa de golpe y la empuja contra la cama de una patada. Tiene todo el cuerpo atado con cuerdas muy prietas.

–¡Maldita zorra! ¡Mira lo que has hecho! ¡Has dejado toda la cuerda empapada!– la insulta, mientras agarra y aprieta un trozo de cuerda.

Es la que está en su entrepierna. Cubriendo su vagina. Su clítoris. Apretándolo. Ahora más. Y está realmente empapada.

La hace ponerse de rodillas. Su cabeza contra la cama. Coge el látigo y la azota con él mientras la sigue insultando. Lo sigue haciendo incluso cuando me pongo detrás de ella. Acariciando sus pechos sobre sus ropas. Besando su cuello.

–¡Aahh! Kong… Primero dale una lección a esa zorra. No puede esperar más… Aaahh– me pide.

La suelto después de morderle suavemente la oreja. Voy hacia Fen Huan. Aparto ligeramente las cuerdas para sacar el vibrador que tenía en el culo. Lo ha llevado todo el rato. Con las cuerdas sujetándolo.

–¡Ah! He sido mala. Castígame. ¡¡¡Aaaaaaaahhhh!!!– pide, excitada.

La penetro de golpe en su ano. Sin contenerme. Cogiéndola de las cuerdas. Apretándolas más. Sacudiéndola en las nalgas con la otra mano.

Pen se pone a mi lado. Pegada a mí. Se ha quitado la ropa. Dándole latigazos a ratos. Besándome a otros.

–También estás mojada. Te excita torturarla– le susurro cuando meto mi mano en su entrepierna.

–Aaaahhh… Ya lo sabes… Pero tú me excitas más– confiesa justo antes de volverme a besar.

Fen Huan se acaba corriendo cuatro veces entre dolor y placer. Pongo a Pen encima. Así pueda follarla mientras los dos pellizcamos a nuestra masoquista. A veces añadimos algún golpe.

No dejo por eso de jugar con los voluminosos pechos de Pen. Me encanta como vibran. Me encanta su mirada sensual. Enrollar un dedo en su pelo ligeramente rizado. Ser dulce con ella mientras abusamos de nuestra víctima preferida.

Me entretengo en sus labios. Besos intensos sin lengua. Bueno, sin lengua solo por un rato. Mientras entro y salgo de ella con suavidad. Hasta el fondo. Sin prisa. Sin pausa.

Me abraza muy fuerte cada vez que se corre. Incluso una vez me clava las uñas.

–¡Aaaah! Lo siento… ¡¡Aaaaaaahhh!!– se disculpa entre gemidos.

Es solo superficial. Mi cuerpo se está volviendo más resistente.

–Házselo suave– me pide Pen cuando ya hemos acabado.

Me ayuda a quitarle las cuerdas a Fen Huan. Nos mira extrañada, pero no dice nada. Algo le dice Pen al oído que se sonroja.

No se resiste cuando me acerco. Cuando beso la peca sobre sus labios. Cuando reclamo estos. Cuando la penetro. Cuando le cojo ambas manos. Entrelazando nuestros dedos. Yo empujando en ella. Despacio. Sobre ella. Nuestros cuerpos restregándose. Lascivos.

Se muestra obediente y excitada. Sé que le gusta también hacerlo normal de vez en cuando. Y Pen la conoce mejor que nadie. Está mirándola desde el lado. Sonriendo. Acostada. Cansada. Su nivel de cultivación es mucho menor.

Así que estoy un buen rato disfrutando de ella. Y otro buen rato acostado, con cada una a un lado. Recostadas sobre mí. Cogiéndolas de su cintura. Hablando. Con algunos besos entre medio.

Como suponía, Fen Huan prevé subir en menos de un año. Cinco o seis meses cree. En total, menos de nueve años para la etapa. Es bastante rápido. Lo malo es que ya no tendrá el qi que me interesa. Tendré que probar que tal el de nivel más alto. Al menos, aún me queda Di Tao. Y a Huan'er la tendré para el próximo nivel.

Pen comenta algo de la familia de Fen Huan. Esta no quiere hablar de ello, así que no insisto. Parece que aún no saben lo del novio. Y ella no tiene prisa por decirles nada.

Luego me vuelvo a mi cabaña. A practicar. A estar con las chicas. A disfrutar de su compañía. Y después, de algo más.

Por la noche, voy a la cabaña de Bi Lang. Allí me esperan las dos. Esta vez llevan sostén. Es lo único que llevan. Y son más bien transparentes.

Por si fuera poco, me atacan en cuanto entro. Me dejo arrastrar hasta la cama. Donde me desvisten. Donde hacen conmigo lo que quieren. Bueno, al menos la primera ronda. La segunda son mías. Dulce y sensualmente mías.


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Chapitre 154: Cita programada

Hoy no había mucha gente, así que he estado hablando un rato con Gan Ren. Está unas cuantas etapas por encima de mí, aunque eso no la hace arrogante. Se le ha escapado que tiene un problema con la cultivación. Pero ha cambiado de tema enseguida:

–La gente me desprecia por estar gorda. Como si quisiera estarlo. Pero mi cultivación… Bueno, no importa…– es todo lo que ha dicho.

La verdad es que me gustaría saber más. Pero está claro que no quiere hablar de ello. Es triste que al final incluso me haya agradecido que charlara un rato con ella. Muchos chicos la evitan. Incluso se burlan de ella.

Me cae bien. Puede parecer un poco distante, pero no lo es en absoluto. Es más bien un mecanismo de defensa. No ha querido entrar en detalle, pero ha sufrido muchos insultos. Lo sé por los esclavos.

Ahora suele sonreír cuando me ve. Me reconoce incluso tapado. Bueno, suelo llevar el mismo disfraz. Creo que le caigo bien. Puede que solo sea por ser un buen cliente, aunque su sonrisa me parece sincera.

Además, es muy honesta. Nunca nos ha intentado dar hierbas defectuosas mezcladas con las otras. Wan dice que incluso son mejores de lo que debieran.

En parte, me da un poco de pena. Su expresión es similar a la de Guo Xua. Se la ve un poco sola. Aunque ayer la madre de Hai estaba muy sensual. Y me dejó follar otra vez a Lin Tao.

Esta vez, la tenía en la cama. También atada, vendada y amordazada. Mientras era follada, tenía que servir a su ama con la lengua. Diría que no era la primera vez. Quizás la ha estado usando estos últimos días.

Ha asegurado que la semana que viene estará lista. Se la veía entusiasmada. Más mimosa de lo habitual. Aunque algo agresiva con Lin Tao. La ha sacudido unas cuantas veces. Aún está enfadada con ella. Ya se le pasará. Supongo.

—————

Hong está más activa. Su cuerpo va mejorando con el qi. Y ya no le duele la espalda. Me ha costado un poco, pero sus vértebras parecen ya curadas. Incluso voy haciendo desaparecer las cicatrices externas.

Solo se queja de los dientes. Le duelen un poco al crecer. Está siendo sorprendentemente fácil. Las chicas se burlan de ella. Que parece una niña pequeña. Que Wei se porta mejor. Aunque a veces la niña le clave sus dientecitos a Shun cuando mama. No sé por qué se queja de que duele. Cuando se los clavo yo, gime de placer.

Quizás, lo que más le ha ilusionado a Hong es que una arruga ha desaparecido. O eso dice. No estoy seguro. Las chicas me han aconsejado que diga que sí. Quizás sea verdad. Si no, lo será pronto. Ahora también la ayudo un poco en eso. En hacer sus pechos algo más firmes. Su vagina aún más estrecha. Lleva su tiempo.

Lo mejor es que se puede mover sin dolor. Y eso sin duda es un cambio sustancial. El otro día, la vi corriendo por la Residencia. Lo hacía simplemente porque podía hacerlo otra vez. La veía reír mientras corría. Incluso alguna lágrima le caía.

Ahora mismo, sigo practicando encadenar movimientos, enlazar qi. Los que puedo encadenar dentro de la cabaña. Va siendo más fluido. Aunque no es suficiente. No superaría la prueba de las chicas. Pero probablemente lo haría algo mejor. Me gustaría probar. Ya veremos cuando puedo entrenar con ellas.

¿Quizás podría pedirle a Fen Huan en el campo de entrenamiento? Mejor no. Llamaría la atención. De hecho, ni siquiera voy solo allí. Aunque quizás vaya en unos días. El maestro de bastón estará entonces.

—————

–Mmm, preguntan qué sabemos de nuestras primas. Así, de forma genérica. Es la primera vez que nos escriben, y solo les preocupa esa zorra. Mencionan también a Wan para no quedar mal– explica Yi.

Han recogido una carta dirigida a ellas. De parte de su familia, aunque no sus padres.

–Lo disimulan preguntando por nosotras, cómo estamos… ¡Hipócritas!– se enfada Yu.

Están las dos leyendo la carta. A la vez. Supongo que es cosa de gemelas. ¿Quizás solo de hermanas?

–Pues dadles largas– sugiere Song, mosqueada también con dicha familia.

Sabe como han ninguneado a las gemelas. Como enviaban los recursos a su prima. Para que los distribuyera. Sabiendo que, si lo hacía, se quedaría la mayoría. Hay pocos que les caigan bien a las gemelas aparte de sus padres. Al menos, de entre los dirigentes.

–Supongo que podemos hacer eso. Se admiten sugerencias– pide Yi, sacando papel del Almacén.

–Yo les contestaría muy educadamente que estáis bien, practicando duro. Si ellos dan rodeos, pues les seguís el juego– propone Hong.

Supongo que tiene algo más de experiencia en estas cosas. Habiendo cuidado bebés de sus amos, debe haberlos oído muchas veces. Algunas, maquinando vete a saber qué.

–¿Y qué les decimos de nuestras primas?– pregunta Yu.

Es la parte importante. Algo tienen que decir, aunque sea vago.

–Decidles que no sabéis nada–propone Song.

–Sí, pero más sutil, que dé lugar a confusión– propone Hong.

–Muy malvada– ríe Shi.

–Podríais decir que no las veis mucho. Es como no decir nada– propone Lang.

Todos la miramos. Sorprendidos. Ella entra un momento en pánico. Se esconde detrás de mí.

–Eso estaría bien. ¿Qué tal así?: "Apenas tenemos oportunidad de encontrarnos con Wai'er o Xuan'er, estamos muy ocupadas"– propone Yi, casi escupiendo al decir "Xuan'er".

–¡Perfecto!– acepta Yu –Eso los obligará a ser más claros. Y ganamos tiempo sin que nos molesten.

–Tampoco mucho. No más de un mes hasta que llegue la respuesta– se muestra un poco menos entusiasta su hermana

–Súmale medio hasta que veamos la carta– saca Yu la lengua.

La idea es ganar tiempo. Que no las molesten con problemas de la familia. Y esperar que, con suerte, hagan la preguntas adecuadas. Para poder decir que no recibían nada. Y así poner en apuros a su tío. El último culpable de todo. Quizás incluso de lo que les pasó a sus padres.

Hay varios paquetes para su prima. Podrían reclamarlos, pero sería reconocer que lo saben. Tampoco les importan mucho los recursos que pueda haber dentro. Han dicho muy dulces que "solo me necesitan a mí". Las demás se han burlado por hacerme la pelota. O se han quejado de que no se les ha ocurrido a ellas. Han conseguido que se pusieran rojas. Quizás yo también un poco.

—————

Me he enterado de que a un par de estudiantes les han hecho descubrir el rostro cuando salían de la secta. Les han pedido disculpas. Que buscaban a un criminal. Al menos dos de ellos tenían estatura similar a la mía. Los otros, no lo sé. Todos iban solos. Me temo que se puedan estar impacientando. Hai dice que sería propio "del idiota de Dai Fen". Aunque podrían estar buscando a otro.

Por ello, salgo esta vez del mercado con Song y Shi. Las dos con el rostro tapado. Y me han puesto una peluca verde. Sale el pelo por detrás. Por lo menos, no me han hecho poner falda y tetas postizas. Aunque me han amenazado con hacerlo la próxima vez.

De hecho, vemos un par de siluetas sospechosas cuando nos acercamos a la ciudad. No sé si serán ellos. Sean o no, nos ignoran. 

Ha pasado otra semana. Me siento un poco nervioso. Un poco extraño. Hoy tengo que intentar dejar embarazada a Guo Xua.

Como siempre, vendo leche y compro carne. A Lin Tao se la ve un poco irritada. Su ama me mira más de lo normal. Se la ve también nerviosa.

Luego espero fuera a que cierren. Hoy sí que sale Lin Tao. Mira un par de veces atrás. Hacia la tienda. No parece de buen humor.

–Has venido…– me recibe con dulzura Guo Xua.

–¿Cómo no iba a hacerlo?– le pregunto, besándola.

Está más nerviosa que yo. Es me tranquiliza un poco. Resulta extraño. Verla indecisa. Sin saber muy bien qué hacer. Yo tampoco. Así que la cojo en brazos.

–¡Iiiiihh! ¡Tonto!– se queja, aunque me abraza cariñosamente.

No quiero pensar mucho en ello. Así que simplemente la llevo hasta la cama. La acaricio. La desnudo. Aunque me detengo a mitad. No puedo evitar sentirme irritado.

–¿Qué ha pasado?– la interrogo.

Ella sonríe dulcemente. Quizás también traviesa.

–Nada. Me lo hice yo. Para que ese estúpido creyera que me había pegado. Lo más desagradable fue hacerle eyacular con la mano mientras dormía. Se lo ha creído. Incluso me ha regalado unas joyas como disculpas– explica medio riendo.

–¿Se sentía culpable?– me extraño.

No coincide con lo que había dicho de él.

–¡Qué va! Lo que pasa es que las demás concubinas aún están irritables. Enfadadas con él por haber favorecido a la otra en el pasado. Incluso quiso defenderla después de todo lo que hizo. Tenía miedo que les dijera que me había pegado y violado. Quería comprar mi silencio– se burla ella.

–Muy astuto por tu parte– le digo seductoramente.

No le dejo responder. Sello sus labios. La desvisto poco a poco. Incluso paso qi por un par de moratones. Se ha esforzado en su actuación. Le ha debido doler.

–¿Quieres algo especial?– le pregunto.

–Solo a ti– me responde, seductora.

Así que la vuelvo a besar. La acaricio suavemente. De su mejilla a sus piernas. Entreteniéndome en sus pechos un buen rato. Sin dejar de besarla. Con mi miembro frotando su entrada.

Me mira con pasión. Con expectación. Mientras se recupera de su primer orgasmo. Mientras me la quedo también mirando. Mientras acaricio su cabello morado. Totalmente extendido sobre la cama. Se lo ha soltado antes. Se muerde el labio seductora.

–Hazme tuya del todo– me susurra apasionadamente –. ¡Mmm! ¡¡AAAaaaaahhh!!

Gime cuando la penetro. La vuelvo a besar. Sin dejar de moverme despacio. Noto sus pezones erectos pinchándome delicadamente. Mi cuerpo apoyado en sus mullidos senos. Su lengua enroscada en la mía.

Mientras disfruto de su interior, compruebo que está casi curada del veneno. Limpio los últimos restos. Y aprovecho para abrir un poco sus meridianos. No sería extraño que fuera un efecto lateral del veneno. O de la cura.

Puedo sentir un leve qi en su útero. Preparado para ser fertilizado. Pero tampoco hay que darse prisa. Hay tiempo para disfrutar del momento. De su cuerpo. De su pasión. De como me aprieta cuando se corre.

–Lo siento– se disculpa entre risas.

Me ha mordido la lengua. Culpa mía por estar entretenido. Es peligroso tenerla dentro de su boca cuando se corre.

–No es suficiente con sentirlo. Vas a tener que compensarme– la amenazo.

–Hazme lo que quieras– se somete seductora.

Así que acelero. Y acelera su respiración. Sus gemidos. Sus jadeos. Espero otro orgasmo antes de llenarla. De provocarle otro.

Me quedo dentro de ella. Besándola. Sin que oponga resistencia. Sintiendo los qis en su útero. Como mi esencia llega. Con más yang de lo normal. Eso debería provocar que fuera niño. Siento como entra en el yin. Como interactúan. Como el qi se transforma. Se combina. Empieza a fluctuar. Muy débilmente. ¿Se ha quedado embarazada?

Salgo de ella. Sin dejar de mirarla. Ella se pone la mano en el estómago. Me mira.

–Tendremos que hacerlo otra vez para asegurarnos– le digo, queriendo parecer serio.

–Si tú lo dices– acepta ella, queriendo parecer inocente. Se ríe. Me besa

–Lo intentaremos tantas veces como quieras– le aseguro.

Creo que ha funcionado. Pero no estoy seguro. No me importa repetirlo.

–Vale– asiente ella dulcemente –. Oye, exactamente, ¿qué le has hecho a Lin Tao?

La miro extrañado. No sé qué quiere decir.

–Tú estabas la última vez… ¿Qué ha pasado?

–Ha estado malhumorada desde que le he dicho que hoy se iba a casa. Parece que más que un castigo, para ella es un premio que abuses de ella– responde, no sé si contrariada o divertida.

–¿Será que es tan pervertida como su ama? ¡Ay!– me quejo.

Me ha pellizcado. Me saca la lengua. Se pone sobre mí. Mirándome.

–Sabes. Me cuesta seguir enfadada con ella. Se portó mal y me decepcionó mucho, pero también es una víctima. Ha llorado mucho. ¿Te puedo compartir con ella un poco más?– me pide.

Cómo negarme a esa mirada suplicante. Y a follarme a una bonita asistenta.

–Siempre y cuando tú no te escapes– acepto.

Ella sonríe. Se incorpora. Se sienta sobre mi entrepierna. Frota mi miembro contra su entrepierna. Mirándome lasciva.

–¿Qué estás haciendo?– intento hacer ver que estoy escandalizado.

–Has dicho que teníamos que asegurarnos…– responde sensualmente –¡Aaaaah!

Se ha levantado ligeramente y me ha introducido dentro de ella. Luego se mueve despacio. Inclinándose para besarme a ratos. Abrazados. A veces se queda a media distancia, tentándome. Dejándome jugar con sus pechos. Si no, acaricio sus piernas. Sus caderas. Dejando una sutil estela de qi al paso de mis dedos.

Otras veces está alzada. Dejándome contemplar su sensual y madura figura. Sus pechos vibrando despacio. Sugerentes. Prometedores. Su vagina mojada. Apretándome. Dándome placer.

La dejo dominarme. Mimarme. Con sus manos sobre mi pecho. Moviéndolas lujuriosamente. Llegando a mi rostro cuando se acerca. Para besarme otra vez. Para unir nuestros labios y lenguas.

Lo hace lento. Por una vez, sin prisa. Disfrutándome despacio. Disfrutándola yo a ella.

Cuando la vuelvo a llenar, se queda sobre mí. Abrazada. Agotada. Satisfecha.

No me voy hasta que está profundamente dormida. Me duele un poco dejarla. Pero no puedo quedarme. Podría ser arriesgado para ella. Quizás para mí.

La tapo con cuidado. La beso suavemente en los labios. Está adorable cuando duermen. Todas lo están. A veces, me quedo un buen rato mirándolas. A veces, las pillo mirándome por la mañana.

–Hasta la semana que viene– susurro. Quizás pueda oírme en sus sueños.


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