Bronceada está algo más colaborativa. Si no, se queda sin manual. No se lo he dicho exactamente así. Pero ha comprendido que debe ser más dedicada. A Ning aún le cuesta controlarse. Ser solo servicial y no dejarse llevar por la lujuria. Rui es la más obediente y devota. No tengo nada de que quejarme.
Las chicas me hacen prometer que no seré demasiado malo con Ma Lang. Aunque puedo serlo un poco. Wan está un tanto tímida. Quizás pensando que mañana le toca a ella quedarse conmigo. Aunque se le pasa tras el primer orgasmo. Song ha estado especialmente activa. Casi violándome de pie. Empujándome contra la pared. Haciendo lo que antes no podía.
Finalmente llamo a Ma Lang. Me mira con timidez. Con expectación.
–Ven– la llamo.
Se acerca.
–¡Iih!– exclama sorprendida.
La he cogido por sorpresa de la cintura. La he acercado a mí. Nos quedamos mirándonos unos segundos. Nuestros ojos muy cerca. Siento el roce de su cuerpo contra el mío. De sus pechos presionando contra mí.
No resisto la llamada de sus labios. No opone resistencia. A que recorra cada rincón su boca con la lengua. Saboreándola minuciosamente. A que juguetee con sus nalgas. A que acaricie la tersa piel de si espalda. De hecho, pronto ella hace lo mismo. Con algo de reticencia al principio. Pero se va excitando mientras nos besamos.
Libero sus labios. Su respiración está acelerada. Sus ojos me miran suplicantes. No se atreve a tomar la iniciativa.
–¿De cuatro patas?– le pregunto, provocándola, jugando con su timidez.
Ella asiente. Roja. Ahogando un gemido. Mis dedos se han deslizado a su entrada. Comprobando que está mojada.
La suelto. Me mira entre excitada y reprochándome. Sabe que me estoy aprovechando de la situación. Jugando con ella. Avergonzándola. Pero no dice nada. Solo se pone más roja. Mientras me da la espalda. Pone sus manos sobre la cama. Abre sus piernas. Me muestro su culo. Su vagina. Totalmente expuesta.
Estoy tentado de jugar un poco más con ella. De Tentarla. De molestarla. Pero supongo que ya está suficiente avergonzada.
–¡¡¡AAAAAAAAAAAAaaaahh!!!– gime cuando la penetro.
–¿Cómo lo quieres?– le susurro al oído.
Lo hago mientras agarro su pecho. Sintiendo su forma. Mientras aparto su cabello castaño de la oreja. En la que soplo. A la que beso suavemente.
–Des… Despacio. Sé… dulce– me pide casi en un susurro.
Así que salgo y entro de ella despacio. Acaricio sus pechos con suavidad. Apretándolos poco a poco. Acariciando sus pezones con dulzura. Con una pizca de qi. Beso su cuello continuamente. A veces le hago girar la cabeza para alcanzar sus labios. A veces beso su espalda. Su pelo. O suelto sus pechos para jugar con sus nalgas. O acaricio sus muslos. O subo por su espalda.
Ella gime. A veces grita mi nombre. Chupa mis dedos si llegan a sus labios. Se deja follar, totalmente sumisa. Se inclina más tras el primer orgasmo. Su cabeza ahora casi en la cama. Sobre sus brazos. Su culo más expuesto si cabe.
Sigo empujando despacio. Alguna vez empujo un poco más fuerte para sorprenderla. Sigo disfrutando de su cuerpo. De su cálido interior. De sus preciosos y blanditos pechos. Me encanta exprimirlos. De sus gemidos de placer.
No me mira cuando acabamos. Solo se enrosca en la cama. Tumbándose de lado. Dejando que la abrace. Abrazando mis brazos. Puedo vislumbrar una sonrisa. Sin atreverse a mirarme.
–Gracias– me dice cuando se recupera.
Beso su pelo. Ella se empuja un poco hacia mí. Buscando mimosamente más contacto. Puedo notar como poco a poco se va durmiendo.
—————
Unos ojos marrones claro apartan la mirada cuando despierto. Tímidos. Unos abundantes pechos siguen presionando mi brazo.
–Buenas días, preciosa– la saludo, intentando no reír.
–Bue… Buenos días.
–¿Tenía algo en la cara? Me estabas mirando muy fijamente…– me burlo de ella.
–No… Esto… Solo esperaba que despertaras. Es la obligación de una sirvienta– intenta disimular.
–Oh. Entonces, ¿vas a servirme?– le pregunto insinuante.
–Si… Si quieres…– asegura sin mucha firmeza.
–Entonces me quedo quieto. Espero que primero llegue mi beso de buenos días– sugiero.
–Va… Vale…
Se pone sobre mí. Su seductor cuerpo totalmente visible. Erótico. Controlo con dificultar el impulso de agarrarla y follarla. Sus labios se juntan a los míos. Su lengua penetra mi boca tímidamente. Pronto se separan.
–Buenos días– me vuelve a saludar.
–¿No ha sido muy corto? ¿No debería ser más apasionado?– protesto.
Ella sabe que lo hago a posta. Pero aun así me vuelve a besar. Dejo que su lengua entre en mi boca. Y jugueteo un poco con ella. Mis manos acarician su cuerpo. Pero no lo agarro. Solo disfruto de su suavidad. De su elasticidad. Dejo que sea ella quien tenga el control. Tarda un buen rato en separarse esta vez.
–¿Y… ahora?– pregunta.
–No sé. Tú eres la que me tiene que servir– me niego a ayudarla.
Reconozco que es divertido provocarla. Quiero ver como reacciona. Me vuelve a besar en los labios. Esta vez más corto. Luego sigue por mis mejillas. Mi cuello. Me mira. La miro sin decir nada. Baja por mi pecho. Juguetea con mis pezones. Su mano acaricia mi entrepierna con suavidad. Mis testículos. Mi pene. Su otra mano recorre mi estómago. Mis brazos.
Me mira de reojo de nuevo. Como si estuviera cometiendo una travesura. Yo solo sonrío. Resulta curiosamente excitante. Además de plácido. Relajante.
Poco a poco se va volviendo más intenso. Su boca llega a mi entrepierna. Lame mi miembro. Primero reticente. Luego no puede controlar la lujuria.
Cuando está erecto, se levanta. Se pone sobre mí. Me mira. Se muerde el labio. El espectáculo de su cuerpo es extraordinario. Excitante. Son eróticos sus pechos temblando al moverse. Al bajar su cuerpo. Al hacerme introducirme en ella. Al estremecerse.
Su respiración se acelera a medida que se mueve. Se acaba inclinando hacia mí. Restregando sus pechos contra mí. Buscando mis labios. Sin dejar de moverse. De gemir. Ya olvidando su timidez previa. Dejándose llevar por la pasión. Solo después del orgasmo se vuelve a sonrojar. Como si se abochornara por lo que acaba de hacer.
–¿Ya está?– vuelvo a pincharla.
Se muerde el labio inferior de nuevo. Reanuda sus movimientos. Pronto acelera más que antes. Gime más fuerte. Su cuerpo ligeramente levantado. Curvado hacia atrás. Sus pechos oscilando con fiereza.
–¡¡¡Aaaaah!!! ¡¡Amo Kong! ¡¡¡AAAAAAAAAaaahhhh!!! ¡¡¡¡Lléname!!!!!– me pide entre gemidos.
No puedo sino obedecer. Dejarme llevar por el placer. Llenarla de mí. Y luego quedarme un rato abrazado a ella.
–Has sido un poco malo conmigo– me acusa.
–Ja, ja, ja. Ahora tenemos que serlo con ellas– le respondo.
–Yo no puedo hacerles nada. Soy la sirvienta. Solo puedo obedecerte– me dice, entre sugerencia y súplica.
–Bien. Entonces sé obediente.
Obediente, muerde y chupa los pezones de las chicas. Les mete la lengua en la oreja. Las agarra de las manos o los pies. Parece divertirse.
–Tengo que hacerle caso– se defiende cuando la acusan, fingiendo inocencia.
–Te estás divirtiendo demasiado. ¡Aaaah!– le recrimina Shi.
–¡AAAaaah! ¡Mis pezones no! ¡¡¡AAAAAAaaaaahh!!!– protesta Song.
–¡Es solo una excusa! ¡¡¡HHHHHHAAAAAAaaahhhh!!!– denuncia Liang.
–¡¡¡Aaaah!!! ¡Traidora!– le reprocha Yi.
–¡¡¡Aaaah!!!– simplemente gime Yu.
–¡AAAAahhh! ¡Más fuerte! ¡¡¡AAAAAAAaahhh!!!– pide Wang.
Luego se asegura de que esté perfectamente vestido. Y se me queda mirando. Pidiendo un beso sin atreverse a pedirlo. No puedo sino dárselo. Hasta su garganta. Sobando sus glúteos. Luego tengo que de devolverla.
Puedo ver que las otras la rodean. Ríen. Ella se sonroja.
—————
Hago dos páginas de la etapa ocho y una de la nueve. He gastado bastante qi. Y la de nueve me ha costado bastante concentración. Las del reino del Alma serán más difíciles. He obtenido 125000 puntos.
Cuando salgo, hay un par del grupito del otro día. Faltan los demás. Parece que ha tenido el efecto deseado. ¿Estos se han escapado? Por ahora. A uno de ellos no lo tenía controlado. Me miran dudando. Solo con dos no se atreven.
No es suficiente con que no estén. O con que acaben sospechando. Tienen que saberlo. Saber que he sido yo. Así que me acerco a ellos. Me miran con hostilidad.
–Oh, ¿no están vuestros amigos? Me pregunto qué les habrá pasado. Ja, ja. Ya os avisé, y no me hicisteis caso– me burlo, antes de alejarme.
Intento parecer seguro. Aunque estoy algo nervioso. Si sale mal, podía meterme en problemas. Claro que, si no hacía nada, ya lo estaba.
–¿Qué quieres decir, sucio esclavo?– finalmente uno se atreve a decir.
No está muy seguro de sí mismo. No sin sus compañeros. Aunque intente hacerse el duro. Ellos dos solos no se atreverían en una pelea contra mí. Tampoco es que podamos pelear aquí. No le respondo. Sonrío y me alejo.
–¡Eh! ¡Te he preguntado algo!– me exige. No le hago caso. Ya atarán cabos. No se atreve a insistir. A seguirme.
Hoy no voy a la lavandería, demasiado pronto. Pero me informo de uno de los dos. No lo tenía en la lista de objetivos. Las gemelas se encargan de añadir algo a la comida. Tras despistar a quien la lleva.
–Tienes algo para nosotros, tengo hambre– pregunta Yu.
–Lo… Lo siento, llevo otra comida– se excusa el esclavo, inquieto, temiendo que pueda haber represalias.
–Oh, bueno, da igual. Ya esperaré– se despide ella, para alivio de éste.
Yi ha aprovechado para hacer el resto mientras su hermana lo distraía. Me sonríen orgullosa y traviesamente.
Doy una vuelta por donde será el torneo. Las gemelas me acompañan, pero un poco más allá. Buscamos dónde estará Fen Huan. También busco luchadores con bastón, que hay pocos. Quiero verlos luchar. Ya averiguamos algunos de sus nombres. A través de la red de espionaje de esclavos. Las gemelas quieren ver combates con dagas. Preferiblemente en equipos.
Me gustaría que el resto también pudieran ver los combates. Probablemente no pasaría nada. Pero es un riesgo que han decidido no correr.
Después de ello, vuelvo a la cabaña. Me follo a Rong jugando con sus pechos cada vez más grandes. Al principio de pie, ella de espaldas. Ning sugiriendo retoques. Luego la empujo contra la pared. Violándola. Penetrándola una y otra vez. Haciéndola disfrutar quiera o no. Su lealtad no aumenta haga lo que haga. Así que me solo me preocupo en disfrutarla.
Ning y Rui me miran con expectación. Mojadas. Así que las acabo follando igual. Tengo que reconocer que Ning está quedando preciosa. Aunque tampoco me desagradaba antes. Y sigue siendo igual de pervertida. ¿O más? He decidido dejarla disfrutar ahora. Y entrenarla por la noche.
—————
Hoy tampoco le toca venir a nadie. Mañana volverán las esclavas. Consienten dejarme descansar un poco. Pasamos toda la tarde juntos. Excepto Wan. Que no puede dejar sus plantas. Sus experimentos. Sus prácticas.
No es fácil controlarse. Se han negado a vestirse. Son demasiado eróticas. Pero no me dejan ir más allá de unos besos. De unas caricias. De muchas risas.
Discutimos los planes de futuro. Disfrutamos de nuestra compañía. Jugamos entre nosotros. Con Rayitas y Terror. Son bastante traviesas. Song me hace practicar un poco con ella. Bastón contra lanza. Las otras miran, comprensivas. Todos sabemos lo que ha sufrido. Aunque ahora esté empeñada en hacerme sufrir a mí. No se contiene.
Lo que está claro es que no debo hacerlas enfadar. Me han torturado cinco minutos a cosquillas. Se turnaban entre agarrarme y torturame. Y no dejaban de reír. No he podido defenderme. He tenido que prometer que entrenaré duro.
Por la noche, acabamos follando todos juntos. Todas besándome. Acariciándome. Sobándome. Mientras me follo a una de ellas. O una de ellas me folla a mí. Ha sido un poco caótico. Ha sido divertido. Y muy excitante.
Luego decido llamar a las cuatro esclavas. Incluso a Rong. Aunque no le tocara. Me apetecía. Las hago ponerse sobre la mesa tumbadas de cara a ella. Dándome la espalda. Sus pechos aplastados contra la madera. Me follo a Rui mientras las hago masturbarse al resto. Con movimientos rápidos y cortos. Cogiéndola de las muñecas. Disfrutando de ella. La llevo rápido al orgasmo. Eyaculo en ella.
Luego sigo con Ning. Mientras contemplo el culo de las otras tres. También follándola para mi placer. Usándola para correrme en ella.
–Prepara a Rui– le ordeno, antes de pasar a Rong.
La follo e inspecciono sus nalgas. Cada vez son más prominentes. No dice nada de que la haya traído. Sabe que es mi esclava. Fue el trato. Aunque no lo acabe de aceptar del todo. Mientras, Ning está lubricando el culo de Rui.
Tras llenar a Rong, sigo con Bronceada. Rong prepara a Ning. Y Rui espera expectante. Ofreciendo su culo.
–¿Como van las prácticas con el "Golpe Celestial"?
–¡¡Aaaahh!! Bien. Creo que… ¡¡Aaaaahh!! Empiezo a dominarlo ¡¡¡¡HHHHHHHAAAAAaaaaahhhhHHH!!!!
La lleno y vuelvo a Rui. Sin preámbulos, la penetro analmente. Disfruto de la estrechez de su culo. Mientras ella gime con lascivia. Mientras la uso. Mientras la lleno y ella se corre. Y va a preparar a Bronceada.
Al final, las he follado a las cuatro por los dos agujeros. Me quedo un rato contemplando y acariciando sus nalgas. Ning y Rui están satisfechas. Bronceada y Rong entre satisfechas y resignadas.
Decido usarlas por el último agujero. Cogiéndolas del pelo. Mientras me hacen una felación. Mientras lleno sus bocas. Y las devuelvo antes de llamar a Wan. Que ahora parece un poco nerviosa. Ha dejado de practicar alquimia y está esperándome.
Se tira en mis brazos. Apasionada. Cuando está sola, es mucho más suelta. Se deja de llevar. Me besa casi con desesperación.
–¿De espaldas contra la cama?– me pide Wan después de muchos besos y caricias.
–Como tú quieras– le aseguro, agarrando sus carnosas nalgas.
La acabo follando bruscamente. Haciendo temblar sus carnes a cada embestida. Chocando violentamente contra su enorme culo cada vez. Ella estirada contra la cama. Su boca mordiendo las sábanas. Ahogando sus gemidos. Mientras la penetro una y otra vez.
Tras tres orgasmos, está totalmente rendida a mí. La llevó a otros tres casi seguidos, antes de llenarla. Satisfaciendo su lujuria. Y la mía.
Se apoya en mi pecho sin decir palabra. Todavía jadeando. Aunque sonríe. Satisfecha. Tras haber recibido lo que quería. No tarda en dormirse.
—————
Cuando despierto, está jugando con mi miembro. Inspeccionándolo. Como si fuera un juguete. Le doy un cachete en sus nalgas. Jugando.
–¡Ay!– se queja.
–¡Eso no es un juguete!– la riño.
Se ríe. Traviesa. Seductora. Lasciva.
–Oye… Esto… ¿De verdad se puede meter por el culo?– me pregunta de repente.
Ya sabía que Ning era una mala influencia. Bueno, tampoco es que me moleste.
–Claro. ¿Quieres probarlo?– la provoco.
–¡No! Bueno… No sé. Quizás. Si quisiera, ¿lo harías?– me pregunta, indecisa.
–Si me lo pides, ¿cómo iba a negarme?– le aseguro.
–Ya… veo. Bueno, ya veremos– sigue, no del todo convencida.
La beso en los labios. Un corto pero profundo y húmedo beso.
–Ayer me hiciste lo que… Hoy haré lo que quieras– se ofrece.
–Oh, ¿de verdad?– le pregunto, mientras medito que podría pedirle.
–¡Claro! Pero no te pases…
Se me ocurre algo. Estaba realmente sexy aquella vez. No sé si querrá.
–¿Por qué no te masturbas para mí? Como cuando estabas con la poción afrodisíaca– le propongo.
Enrojece. Más que nunca. Me mira. Va a decir algo. Finalmente calla. Asiente con la cabeza. Se tumba en la cama. Con algo de torpeza. Me mira. Aparta la mirada. Empieza a tocarse. Vuelve a mirarme.
–Dé… Déjame verte al menos. Para… inspirarme– pide.
Esta adorablemente pervertida. Me pongo a medio metro. Ella se me queda mirando. En especial mi entrepierna. Me siento algo incómodo.
Al principio se acaricia despacio. Va acelerando a medida que se excita. Acaba penetrándose con los dedos. Y con mi pene en su boca. Es realmente erótica. Toda ella vibra. Algunos la despreciarían llamándole gorda. A mí me parece de los más deseable.
Cuando se corre, no puedo resistirlo más. Saco el miembro de su boca. Y llego a su entrepierna. Mientras ella jadea.
–No. Ah. Espera Kong. Ah. Acabo de… ¡¡Aaaaaahh!!
–Has dicho que lo que yo quisiera.
–Sí, pero… ¡¡¡HHHHAAAAAaaaaahhh!!!
No le hago caso. La penetro. Empujo y añado qi. Se vuelve a correr. Su cuerpo convulsiona. Su espalda se arquea. Su boca totalmente abierta.
Sigo follándola. Jugando con sus enorme pechos. Recuperando el tiempo perdido. Anoche casi no pude jugar con ellos.
–¿Quieres que pare?
–Sí… ¡No! ¡¡AAAAAAaaaah!! ¡Más!
Mis manos se recrean en sus enormes pechos. Moviéndolos arriba y abajo. En círculos. Apretando sus pezones. Pellizcándolos. Recorriéndolos en toda su extensión.
Mis caderas empujan sin parar. Entrando en ella con fuerza y qi. Le provoco más de una docena de pequeños orgasmos. Y otros dos más fuertes antes de llenarla. De dejarla en la cama jadeando.
Me pongo a su lado. Acariciándola. Besándola suavemente. Dejando que se calme.
–Has sido muy malo– se queja.
–¿No te ha gustado? Si no, no lo haremos nunca más así– la amenazo.
–¡No he dicho eso!
–Ja, ja– me río, antes de besarla larga y profundamente.
Cabe decir que Wan se venga de cada una de las chicas. Con Liang es suave. Y con Ma Lang no se ensaña mucho. Ni con Yu. Aunque las atamos a todas. Y las follo contra la cama. Con Yi no tiene piedad. Ni con Song o Shi. Supongo que aprovecha la oportunidad para vengarse. Y yo para follarlas.
Me despide con un beso. Y se va a bañar con las otras. Solo recibe risas y alguna salpicadura. Luego vuelve a sus plantas. A sus pociones. A su pasión. Casi me dan envidia.
—————
No voy a la copistería. Iré luego. Hoy empieza el torneo. Me paso a recoger a mis estudiantes pervertidas favoritas. Bei Liu y Bi Lang. Nos manoseamos y besamos. Luego vamos al torneo. A ver a Fen Huan.
Las gemelas llegan un poco después. Se ponen no muy lejos. En un primer momento, habían querido acercarse "casualmente". Así, podrían empezar a conocerse. Pero al final, las chicas han decidido lo contrario. Las gemelas tienen enemigos. Y eso podría poner en peligro a mis pervertidas. E incluso a mí.
Bei Liu lleva una túnica con toques verdes. Hace juego con el pelo de su amiga. Esta tiene decoraciones moradas. ¿Por el pelo de la primera? Ambas túnicas cerradas. Pero ajustadas. Sus figura están perfectamente delineadas. Muy eróticas.
Se sientan cada una a un lado. Por desgracia, no podemos propasarnos. Hay mucha gente. Estamos en las gradas. En la zona de las preliminares para los estudiantes de Alma. Lo más cerca que hemos podido del grupo en el que lucha Fen Huan.
–Está más nerviosa de lo normal– dice Bei Liu.
–Dice que quiere llegar al menos a la cuarta ronda. Quiere los puntos de contribución del premio para comprar algo. No ha dicho el qué– explica Bi Lang.
Nos quedamos hablando un rato. Mientras esperamos. Ellas alabando a algún que otro estudiante "guapo". Igual quieren hacerme sentirme celoso. Es curioso. Lo consiguen un poco. También "proponen" a alguna estudiante, entre risas. Como si pudiera cogerlas sin más. No tienen mal gusto.
Me quedo mirando una pelea en una arena cercana. Hay una estudiante que usa un bastón. Pero no veo ninguna habilidad digna de mención. Está en la etapa uno de Alma. Ni siquiera estoy seguro de que sea mucho mejor que yo. Al menos, yo he tenido peleas reales.
–Ya veo. Te gustan la pelirrosas y con tetas grandes– se burla Bi Lang.
–No está mal. Pero solo la miraba porque pelea con bastón– suspiro.
–Ya lo sabe, pero es divertido molestarte– ríe Bei Liu.
Vuelvo a suspirar. Se ríen de mí. De repente, se tensan. Le toca a Fen Huan. Parece que están preocupadas de verdad por su amiga. Aprietan los puños. Creo que yo también me estoy dejando llevar por su tensión.
Su rival es un estudiante corpulento. Usa un martillo. Ella un arma que parece la fusión de dos espadas. Se coge por el centro. Lo que sería la empuñadura. De cada lado sale una hoja.
–Huan está muy guay– la alaba Bi Lang.
–Cuando se pone seria está buenísima– añade Bei Liu.
No sé si reír o llorar. Como sea. La pelea está a punto de empezar. Su enemigo se lanza hacía ella en cuando suena la señal. Con el martillo por encima de su cabeza. Para dar un golpe tan directo como letal.
Mis manos son apretadas con fuerzas por mis vecinas. Están tensas. A veces, son adorables e inocentes.
No estoy seguro cuán competente es Fen Huan luchando. Pero su adversario es un aficionado. A no ser que esté usando alguna estratagema. O alguna técnica. Un ataque así es demasiado fácil de evitar. Tiene demasiadas aberturas. Demasiados puntos débiles. Si golpea es terrible. Si te asusta, estás en problemas. Si no, es un completa estupidez.
Fen Huan no se mueve. No sé si está asustada o esperando. No parece asustada. Se le escapa una sonrisa. Eso me tranquiliza. Cuando su adversario se acerca y empieza el ataque, ella da un paso hacia delante. Se acerca a él. Se aleja del área de impacto. Se coloca entre esta y él.
Una de las hojas impacta en un pie, cortándolo y desestabilizándolo. Bueno, en realidad no lo corta. Llevan una barrera que impide daños graves. Aunque no dolor.
El del martillo pierde el equilibrio. Su impulso y su gesto a mitad solo lo empeoran. Cae al suelo. Ha perdido. La otra hoja del arma de Fen Huan ha atravesado el cuello. O la barrera que hace de cuello. Ha sido una victoria fácil.
–¡Bien!– exclama Bei Liu.
–¡Increíble!– se alegra Bi Lang.
Fen Huan mira un momento hacia nosotros. Sonríe al vernos. Pero no dice ni hace nada. Solo se baja de la arena y se queda esperando a que la vuelvan a llamar.
Supongo que es normal. Muchos estudiantes apenas tienen experiencia. Se dedican solo a cultivar. O a otros asuntos. La mayoría de los que veía practicar cuando era esclavo estaban al menos en la etapa cinco de Alma.
Fen Huan parece que sí ha practicado. En su clan. Así que tiene ventaja contra los más novatos.
Obtiene otras cinco victorias igual de sencillas. Las otras dos son empates. Ni han luchado. Parece que hay tres que tienen un poco de experiencia. Y prefieren no pelear en los preliminares contra candidatos serios. Total, se clasifican cuatro. Ellos tres y otro más. Así que mañana podremos verla en primera ronda
La verdad es que casi ningún combate tiene interés. O los dos rivales no tienen nivel y pelean. O la diferencia es enorme. O simplemente no pelean. Han habido pocos interesantes.
Bueno, hoy eran los preliminares. Mañana empiezan las eliminatorias. Tendremos que mirar dónde y cuándo pelea mi masoquista preferida.
—————
Me despido de ellas. Querían llevarme con ellas. Pero les digo que ahora no puedo. Les daré una sorpresa. Por ahora, me voy a la copistería. Hago dos de la etapa nueve. No me he atrevido con una del reino del Alma. La he estado examinando. Mañana probaré. Es más complicada. Por ahora, 90000 puntos más. Aún me hacen falta muchos. Para un arma. Para más armas. Para comprar plantas. Comida para Rayitas. Tengo muchos gastos.
Pasamos por la lavandería. Añadimos aditivos a las comidas. No les vamos a dar tregua a los matones hasta que supliquen. Es la única manera. Si somos demasiados blandos, querrán vengarse. Han de tener miedo. Espero que salga bien. Que no sea contraproducente.
Me paso también por el mercado. Y dejo a las chicas que den una vuelta. Menos Wan, por ahora. No quiero que se emocione con plantas que aún no podemos comprar. Sugerencia de sus primas. Y está muy ocupada. Todas ocultan el rostro con velo. Incluso las gemelas. Es habitual aquí. También yo lo oculto. Aquí no debería haber problemas. Estamos fuera de la secta. Nadie les va a pedir una identificación.
Vamos por separado. Para no llamar la atención. No somos los únicos que lo hacemos. Es habitual ver a "desconocidos" que se cruzan y hablan.
Todas llevan ropa de hombre. Se han estado riendo de Song y Lang mientras les vendaban y apretaban los pechos. Han dicho que la próxima vez van como mujeres. Sin duda, tienen mucho que esconder.
El objetivo es echar un ojo a armas, aunque sea para el futuro. A información sobre vender a las salamandras macho. Y todo lo que podamos averiguar de otros artículos. Como plantas. O talismanes. O carne para nuestras mascotas. O utensilios para alquimia.
Después de dar una vuelta, me quedo apoyado en un árbol. Practico un poco con el método Yin Yang. Noto el progreso, pero aún no es suficiente. Aunque estoy más concentrado observando a las chicas. Se las ve alegres. Quizás eufóricas.
Algunas no han podido hacer nunca algo parecido. Eran esclavas. Poder simplemente pasear y mirar los estantes era un lujo vetado a ellas. Otra, hacía ya un tiempo que no salía más allá de mi habitación o la "Residencia". Aunque a las gemelas, que pueden salir más, también se las ve animadas.
Ellas y Ma Lang pueden hacer compras. Esta última tenía su tarjeta de puntos, aunque vacía. Solo ha hecho falta transferirle algunos. Y hacer pareja con Liang. Yi con Song. Shi con Yu.
Es cierto que no pueden comprar nada muy caro. Sí pueden ver qué hay, para el futuro.
—————
Llevo el collar que me han comprado mientras me las follo. O me follan a mí. Cada una se ha comprado una pulsera, un collar o algo para el pelo. A Wan le han comprado un colgante con forma de caldero. Le ha hecho ilusión. Casi llora. Apenas han sido detalles. Todos sabemos que no nos sobran los puntos. En el futuro, espero que no tenga que ser así.
Había algunas armas que les gustaban. Y vestidos. Aunque suelan ir desnudas. Por ahora, están fuera de nuestro presupuesto. Aunque no parece importarles. Y están muy apasionadas. Hoy una a una. Disfruto individualmente de cada uno de sus cuerpos. Con algunas más suave. Con algunas más brusco. Con algunas, tengo el control. Otras, no me dejan.
Me quedo un rato tumbado en la cama antes de salir. Antes de que Liang me eche. Aunque primero echamos un vistazo a las salamandras macho que tenemos escondidas. Están creciendo. Pronto tendremos que decidir qué hacer con ellas. Las chicas han encontrado un par de puestos que las podrían comprar. Pero que sería mejor pasar por la ciudad. Los precios deberían ser bastante mejores.
También podría venderlas directamente a la secta. Pero nos preocupa que sospechen sobre la procedencia.
A las hembras se han decidido a criarlas, de momento. Rayitas las miraba antes con curiosidad. Si no es por Liang, quizás hubiera hecho algo más. Quizás habría alguna menos. Me han pedido que aísle ese lago. Que solo ellas puedan entrar.
Es de noche cuando abandono mi cabaña. Pero tengo algo que hacer. Tengo una sorpresa que dar.
Commentaire de paragraphe
La fonction de commentaire de paragraphe est maintenant disponible sur le Web ! Déplacez la souris sur n’importe quel paragraphe et cliquez sur l’icône pour ajouter votre commentaire.
De plus, vous pouvez toujours l’activer/désactiver dans les paramètres.
OK