El cadáver que yacía en el ataúd no era otro que el Maestro del Mundo, ¡Kong shi! ¿Acaso no había ascendido a una dimensión superior? ¿Por qué estaba su cadáver allí?
La mente de Zheng Yang se borró en ese instante. No le vino ningún pensamiento a la mente, y no se atrevió a pensar más profundamente en el asunto. Esto era tan grande que si decía una palabra equivocada, podía llevar a una gran catástrofe.
Kong shi era el pilar de apoyo dentro del Pabellón de Maestros Superiores. A pesar de que había desaparecido del mundo, muchos seguían apreciando sus enseñanzas y lo veían como su última aspiración. ¡Nadie podría haber pensado que el gran Kong shi estaría realmente muerto allí!
Al igual que las esculturas erigidas en su forma exterior, tenía una suave sonrisa en sus labios, que recordaba a un amable maestro. Era como si lo hubieran matado en medio de su conferencia.
Pero dada la fuerza que el Kong shi esgrimía, ¿quién podría tener la capacidad de matarlo?