Entre los jadeos de sorpresa de los hombres bestia, la hembra de mediana edad se negaba a creerlo. Ella declaró con convicción:
—¡Eso es imposible! Mis compañeros están en la aldea todos los días.
Becky miró a la hembra de mediana edad con amargo odio en sus pequeños ojos.
La hembra de mediana edad parecía recordar algo, lo qué la hizo decir sorprendida:
—No me digas que es él.
Becky giró la cabeza y comenzó a sollozar de manera contenida.
En aquellos pocos días antes de que secuestraran a Becky, un macho que había dejado su hogar para abrirse camino por su cuenta había regresado. Cuando se fue solo tenía una raya animal, pero cuando regresó había ascendido a tres rayas.