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Incluso esa cosa bajo su entrepierna parecía muy firme.
Con cabello blanco y corto, tenía rasgos faciales audaces que se consideraban proporcionados. Desprendía un fuerte olor masculino de pies a cabeza, lo que le hacía parecer muy varonil.
La cicatriz de garra en su rostro izquierdo pasaba por encima de sus ojos, evitando por poco la comisura de sus labios y alcanzando su mandíbula. Uno solo podía imaginar cuán peligrosa debió haber sido la escena cuando se lesionó—si le hubieran arañado un poco más hacia el lado, habría perdido su ojo izquierdo.
Con su aura asesina, le recordaba a un asesino en serie de esas películas occidentales.
Bai Qingqing colocó inconscientemente su mano en el brazo de Parker para sentirse más segura.
Este macho era, en efecto, muy aterrador.
Winston giró su cabeza hacia la mujer zorro y caminó hacia ella. Preguntó:
—¿Puedes dejarme ser tu macho?