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40% El imperio del bendecido maldito / Chapter 2: El último encuentro

Chapitre 2: El último encuentro

La brisa del entorno cada vez aumentaba hasta levantar tierra que obstaculizan la vista, la noche era fría. Pero sin embargo ambos continuaron caminando mientras crujían las ramas y hojas secas al ser pisadas, pero la pregunta de Lyra congeló el entorno.

–¿Eres considerado el bendecido maldito, POR QUÉ? –Dijo con una voz curiosa.

–Todos me tratan así porque existe un rumor – mira el cielo mientras se toca su pelo y suspira –se dice que donde voy todo se destruye y muere.

Lyra lo mira con una cara preocupada y dice

–Es aquí –señalando un templo enorme donde debían entrar y refugiarse. Estaba totalmente lleno de moho y su composición estructural era principalmente de piedra.

Entran al templo y el escenario cambia de estar en un bosque frío, a un castillo de mesas largas y manteles rojos coronadas por varias flores de Lis en las puntas. Un aroma tranquilo, y la gente de allí no muestran agresividad, sino todo lo contrario, son recibidos con toda la amabilidad del mundo. Afirmando que ellos vieron a Lyra y no sintiendo miedo, al escuchar la afirmación de aquellos sujetos, Kaelin pregunta.

–¿De dónde los conoces? –Mientras le ponían una túnica lisa, con textura suave y de color azul.

–Aquí era mi hogar, pero fuí incriminada de un supuesto robo. –Colocó sus brazos cruzados y una cara preocupada y continuó –Luego Gideon me ayudó a escapar, me contó que él sabía sobre mi inocencia. –Puso los brazos derechos, cerró los puños mirando hacia abajo y dijo –Por eso he decidido seguirte, no solo porque haya sido la última voluntad de Gideon, la otra razón es que confío que eres inocente.

Ambos fueron conducidos a una habitación individual para que durmieran, a Lyra la llevaron a su vieja habitación, mientras que a Kaelin la llevaron a una que tenía un pequeño agujero que dejaba el paso abierto para la luz de la luna. Había libros sobre los bendecidos y uno de ellos tenía el título "cuando una bendición puede volverse una maldición, la ironía del poder". Kaelin al leerlo lo tiró por la ventana preguntándose a sí mismo (¿Algún día esto acabará? ¿Quién mierda es Axel y en realidad somos hermanos?). Finalmente se acostó a dormir.

Cuando ya era de día, fue despertado por los rayos de luz que le daban en cara entrando por la ventana. Las aves cantaban y la brisa movía todo tranquilamente haciendo que las ramas se movieran minuciosamente. Kaelin se estiró y vio arriba mientras bostezaba, finalmente se paró y salió de su habitación. Vio a ambos costados, un pasillo largo y estrecho con varias puertas, el no vió donde había entrado Lyra asique no por ella y bajó a la planta baja. No había nadie, solo él estaba despierto y uno más, por la vestimenta y ser diferentes a todos los demás sabía que él mandaba ante ese lugar.

Kaelin se acercó a la salida pensando en quién podía ser el otro sujeto, la vestimenta de aquel hombre se complementan de un gorro parecido al de un papá pero ligeramente más dorado, además de un palo en su mano.

–Hola, buenos días –Dijo aquel sujeto elevando la mano con alegría.

–vuelvo en un rato, no me esperen –Dijo mientras salía por la puerta principal.

La luz del sol marcaba todo lugar menos pequeñas siluetas por culpa de los árboles que le estorban, el canto de las aves era aún más intenso porque no estaba más adentro. Cada pisada hacía crujir las hojas secas del lugar hasta un punto que se dejaba de escuchar. Los árboles se despejaban mostrando un lugar más abierto, había caminado por varios minutos en línea recta y encontró una fuente, se preguntaba qué podía ser, pero un ruido le llamó la atención entre la arboleda.

Salió corriendo hacia el lugar que le llamó la atención, de pronto frenó, vio una silueta de un hombre, parecido a otro bendecido. No sabía quién era, estaba totalmente cubierto, no se mostraba nada de su vestimenta ni rostro. Aquel incógnita se acercó a Kaelin aprovechando su estado de shock para golpearlo y mandarlo a un árbol. Tras el impacto ni se inmutó, solo lo hizo cobrar conciencia otra vez tras escuchar a una mujer.

–¡KAELIN, DONDE ESTAS! –Era una voz aguda y suave, era Lyra.

Kaelin tras percatarse que se estaba acercando Lyra, creó un esfera de agua y mandó aquel sujeto por los cielos para luego correr hacia ella. Se guiaba por la voz de ella, por el momento que estaba presenciando no le salía ninguna palabra, la mirada de Kaelin mostraba una expresión de confusión y temor por la situación. Cuando al fin se tranquilizó fue cuando la vio.

Ambos se acercaron y se dieron un abrazo, Lyra estaba enojada con Kaelin por no haberle avisado de que se iba y se lo hizo saber.

–Maldito, pensé que te ibas a ir y abandonarnos.

–Perdoname –miro atrás y añadió –tengo algo que contarte, pero mejor dentro del refugio.

Ambos fueron caminando hacia el lugar citado por Kaelin, mientras caminaban se sentía la tensión entre ambos. Aunque estaban preocupados el uno por el otro, dividieron no dirigirse la palabra. Parecía que por la tensión había aumentado la brisa del lugar y levantando tierra obstaculizando la visión, pero sin importar no se hablaron hasta llegar al lugar de destino.

Parecía que el tiempo no pasaba, pero era consecuencia de la incomodidad actual del momento. Al fin habían llegado al lugar que tanto estaban deseando para no vivir más la tortura de la caminata. Entraron rápidamente y el escenario cambió de un lugar lleno de naturaleza a uno otra vez iluminado por velas y sin aromas naturales. Subieron a la segunda planta hasta la habitación de Lyra. Al momento de abrir la puerta parecía que conducía a otro mundo.

La luz del sol entraba por una de las ventanas pero no molestaba para nada, armarios de madera bien decorados y cuidados. Un aroma a flores invade el lugar. Ambos se fueron a sentar en la cama y era tan suave que ni ganas de levantarse tenía Kaelin. El momento era bello en un lugar bello hasta que fue interrumpido por una petición.

–Bueno Kaelin, ¿Qué fue lo que pasó? –Dijo con una voz firme y una mirada serena y decidida para saber la verdad.

–Al parecer, hay otro bendecido con vida –Al decirlo tragó saliva, con una voz dudosa y confusa pero lo que dijo a continuación se mezcló con una pizca de esperanza –Puede ser que haya más vivos.

Hubo un minuto de silencio, ahora la tensión que se sentía era mayor. Ambos estaban felices, especialmente Kaelin pero unos pensamientos parásitos produjeron que la felicidad se mezclara con dudas, capaz que aquel sujeto era bueno o malo. Se miraron mutuamente y decidieron ir juntos en la noche de ese mismo día al mismo lugar para ver si lo encontraban.

Miraron y el sol estaba casi por ocultarse, se pararon, salieron de la habitación, fueron a la primera planta. Estaban todos sentados, mujeres y hombres comiendo juntos. Ellos dos se sentaron en una esquina bien apartados de todos mientras decidían qué hacer.

–Kaelin, estás seguro de lo que viste.

–Si, era un bendecido.

–Si llega a ser Axel ¿Que hacemos? –Dijo con firmeza y determinación.

–Por el peligro inminente que representa ir, te quedas.

–Bueno –Dijo con una voz decepcionada pero la voz se convirtió desafiante y un poco más elevada cuando añadió –Nos reunimos para pensar quien es, pensar en qué hacer.

–Perdoname niña, pero esa no es mí especialidad.

Comenzaba a sonar una campana, señal de que era de noche y tenían que ir a explorar. Kaelin de levantó, tiró un suspiro largo antes de marcharse, diciéndole a Lyra

–Volveré.

Kaelin abrió la puerta principal, no miró atrás y salió. El cielo Azul oscuro representativo de la noche con sus nubes casi invisibles si no fuera por la tenue luz de la luna, la cual delataba sus posiciones. El viento era inexistente en ese momento, las aves no cantan su canto como siempre.

Kaelin continuó caminando solo por el resto del camino, iba totalmente erguido y decidido acabar con aquel desconocido, o capaz tomarlo aliado para enfrentar a un enemigo mayor, Axel.

Continuó por un largo camino, hasta que la misma silueta apareció delante de él. Todo cubierto como la última vez, Kaelin se puso nervioso pero sabía que tenía que permanecer serenó. Los dos sujetos permanecieron mirándose mutuamente sin mover un músculo hasta que, aquel desconocido, se quitó su saco revelando su apariencia. Un hombre blanco, ojos marrones oscuros y pelo morado oscuro. Apenas Kaelin lo vio se dio cuenta de quién era y dijo.

–Hermano, Eryndor.

–Bueno ¿Estás listo para el combate? –Dijo mientras se posicionada en una postura adecuada para el momento.

–Acaso ¿hoy es el día del que tanto discutimos para el nombre? –Después de decirlo se colocó en una postura de combate.

–Hermano, da lo mejor de ti.

–No quiero pelear contigo.

–Esto es más grande que nosotros dos.

Los dos se lanzaron al combate sin dudar, no usaban sus poderes, era a puño limpio. El primer golpe lo dio Kaelin apuntando a la pierna haciendo que Eryndor cayera, pero antes del impacto colocó su mano en el suelo y dio un giro, con el una patada giratoria impactando en la cara de Kaelin y mandándolo para atrás. Ambos quedaron de pie con una distancia considerable, tronaron sus huesos y volvieron a la acción.

Era una pelea de bendecidos y ambos supieron que uno esa noche terminaba muerto. Kaelin se impulsó con todo hacia su contrincante para que pierda su equilibrio y conectar un golpe en la cabeza, sin embargo, Eryndor antes de recibir la tacleada de su hermano, logró esquivarlo esquivarlo por un pelo y conectó una patada en la corva, provocando que Kaelin cayera y rodará pero se logró poner de pie rápidamente.

La noche estaba siendo larga, ambos estaban exhaustos pero con emoción por seguir combatiendo. Eryndor fue con todo hacia Kaelin, pero este último le golpeó en la cara rompiéndole el tabique, Eryndor fue expulsado hacia atrás pero no cayó, volvió a colocarse derecho y le devolvió el golpe a Kaelin, pero logró bloquearlo y al mismo tiempo conectar un golpe en el pecho que hizo retroceder unos pasos a Eryndor. Parecía que el combate había terminado pero Eryndor sacó una espada de su espalda y al mismo tiempo se impulsó hacia Kaelin atravesando su abdomen con la espada, se miraron mutuamente.

–No me gusta como terminó esto hermano –Dijo mientras veía fijamente la sangre de Kaelin caer para luego ver la cara de su hermano una última vez. –Algún día la familia se reunirá otra vez hermanito. –Sacó su mano del hombre de Kaelin y soltó la espada para luego darse la vuelta e irse del lugar.

Lyra estaba afuera del refugio, preocupa por Kaelin se preguntaba dónde podía estar, si necesitaba ayuda o no, pero, un ruido semejante a una explosión hizo que ella estallara y comenzará a correr hacia aquel lugar esperando que nada malo sucediera o haya sucedido.

La tensión en el ambiente se sentía, las aves andaban como locas por todos lados, el viento fuerte y las ramas chocando recreaba una escena de miedo, hasta que, en el frente se hace presencia una silueta que no se puede ver por la tierra levantada. Lyra estaba paralizada y llena de miedo por lo que estaba sucediendo, aquella silueta se iba acercando lentamente con su identidad. Luego de unos segundos se reveló que era Kaelin.

Lyra al percatarse de quién se trataba salió corriendo hacia él, cuando estaba por abrazarlo se echó hacia atrás al ver toda la sangre y la espada incrustada en su abdomen. Lyra preocupada por él, le preguntó.

–¿Qué pasó?

–Otra vez, derrame sangre de mi sangre. –Dijo mientras varias lágrimas salían de sus ojos, y se dirigió hacia un lugar que no era para ir al refugio.

Lyra trató de llamarle la atención pero no logró lo que quería, todo lo contrario, logró solo ser ignorada, sin vuelta atrás lo siguió al lugar que esté iba. Caminaron por un largo tiempo hasta un estanque blanco y en una de las esquinas con dorado.

Kaelin se acercó al estanque, y miró su reflejo en el agua mientras sus lágrimas de la cara se mezclaban con su sangre y tierra. Lyra se acercó y se puso a su lado tocándole el hombro y dijo.

–Esta es la fuente del pasado. –Dijo para lograr cambiar de tema de lo que estaba pasando para poder ayudar a su amigo.

–¿Si me meto, viajo al pasado o veo el pasado? –Dijo mientras tenía una pizca de esperanza.

–Vez tu pasado.

Kaelin se subió a la fuente y luego se sentó en el agua.

–¿Tu me vas a estar vigilando?

–Si, no te preocupes Kaelin, siempre estaré aquí.

Kaelin finalmente se acostó sumergiéndose en el agua.


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