—Un carruaje ha estado esperando por ti. Te llevará al reino de Wolfdale —dijo Dacre, su expresión era tan fría, como si solo fuera un cuerpo sin alma o emoción—. Todo ha sido preparado. Solo necesitas ir.
Nycta se apoyó en el respaldo de la cama. Recuperó la consciencia hace menos de una hora, alguien le había contado sobre la muerte de su bebé y lo primero que Dacre le dijo fue que debía dejar el reino.
Estaba exhausta, sentía dolor, no sabía cómo procesar sus emociones ni cuál era la forma adecuada de responder a esto.
Solo podía mirarlo fijamente.
—¿Me estás... enviando lejos? —preguntó Nycta con la voz más débil que pudo reunir—. Parpadeó, pensando que tal vez esto era un sueño despierto—. ¿Me estás enviando lejos porque perdí al bebé?
Hubo un silencio que se extendió entre ellos antes de que Dacre respondiera con el mismo tono insensible e impasible—. Sí.