Después de que Shui Tianyue terminara su baño, Zhou Yu la llevó inmediatamente de vuelta al centro comercial que había visitado esa tarde.
Ya era tarde en la noche.
El centro comercial estaba vacío y las puertas estaban cerradas.
Sin embargo, esto no era un problema para Zhou Yu.
Los dos pronto entraron al centro comercial.
Al entrar, Zhou Yu extendió completamente su Sentido Divino.
Siguiendo la descripción de Shui Tianyue, Zhou Yu localizó rápidamente al guardia de seguridad.
En ese momento, el guardia yacía en un almacén en ruinas.
Su cuerpo estaba cubierto de manchas negras, y ya estaba al borde de la muerte.
Al ver la condición del guardia, Shui Tianyue palideció de miedo, al darse cuenta de que si Zhou Yu no hubiera descubierto su envenenamiento a tiempo, podría haber terminado en el mismo estado.
—Zhou Yu... —Shui Tianyue instintivamente agarró la mano de Zhou Yu.