—Me gusta. —repitió en voz baja, mirando al chico en el espejo.
—Destripador es el que manda ahora. Le gustan mucho los gatos. —dijo él con una sonrisa tímida antes de continuar.
—Oh cielos —sonreí mientras permanecía agachada frente al espejo—, no tengo un gato ahora mismo. ¿Qué opina sobre los cuervos? Creo que había uno que se hizo amigo mío en mi último día en el hospital.
Bueno, técnicamente, le di una mano, así que no creo que fuéramos amigos de toda la vida, pero valía la pena intentarlo.
—No lo sé —el chico se encogió de hombros—. Todo lo que sé es que los gatos son los mejores. Especialmente Hades. Hades me gustaba.
Asentí con la cabeza como si supiera de qué estaba hablando. El dolor en mi cuerpo comenzaba a ser demasiado, y podía sentirme siendo arrastrada fuera de donde estaba.
—Debo irme ahora —dije suavemente, sin querer molestar al chico desapareciendo demasiado pronto.