Las palabras que el Príncipe Corbin le había dicho a Karl mientras estaban de guardia nocturna de repente volvieron a su mente. —Si no aprendes a decir que no, te seguirán enviando a misiones casi suicidas hasta que una realmente lo sea—. Ese consejo parecía encajar muy bien en esta situación, y la presión por complacer a tanta gente importante y acceder a sus peticiones era fuerte.
—Voy a necesitar más detalles sobre esta misión y la situación en el área antes de poder comprometerme a ir a cualquier parte. La última vez que vi, esa región entera era inhabitable para los humanos, y eso fue antes de que aparecieran los Gigantes de Escarcha —respondió.
Uno de los ministros le lanzó una mirada de disgusto. —Rechazar tu primera misión como Comandante no retrata tu carácter en una luz muy favorable. Cobarde, algunos podrían llamarlo.