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No pasó mucho tiempo antes de que llegara frente al patio de Lin Tang.
Cuando los sonidos de los golpes resonaron, Lin Tang estaba estudiando un ungüento para tratar la calvicie.
Pensando en Yang Du en la oficina, preocupado por los pocos pelos de su frente todos los días, no podía soportar quedarse mirando sin hacer nada.
Al oír ese golpeteo tan rítmico, Lin Tang tuvo un presentimiento.
—Debe ser el Camarada Gu, ¿verdad?
Salió de su habitación y fue a abrir la puerta del patio.
—¡Lo sabía, eres tú! ¿Qué te trae por aquí? —mientras hablaba, se hizo a un lado para dejarlo entrar primero.
Gu Yingzhou tenía prisa y originalmente tenía la intención de dejar al pequeño ancestro con la joven e irse.
Pero, como estaba pidiendo su ayuda, tenía que explicarse.
Así que, entró primero al patio.
Sin saber del dilema de Gu Yingzhou, Lin Tang sonrió con los ojos curvándose agradablemente.
—¿Qué pasó? —preguntó ella.