—¿Tú? Ve a buscar a tu papá. ¿No es capaz? Ustedes tendrán que arreglárselas solos estos próximos días —dijo Wu Chunhua.
Wu Chunhua se había vuelto despiadada.
En su corazón, pensó: Wang Daniu está actuando todo altivo ahora, ¿verdad? Pues que arregle sus propias comidas.
El corazón de Wang Zhaodi se alarmó.
Con este tiempo tan horrible, no había nada que encontrar en la montaña.
Dependiendo de su papá, tendrían que beber el viento del noroeste.
—Con este tiempo lluvioso, ¿dónde podría papá conseguir algo de comida? Mamá, ¿podrías darnos unas cuantas batatas? —dijo Wang Zhaodi con la cara llena de súplicas.
Al ver su mirada lastimosa, Wu Chunhua sacó dos batatas de la alacena y se las entregó.
—Aquí, dos para ti.
—Wang Zhaodi miró las batatas en su mano, más delgadas incluso que las desnutridas, y quiso pedir una más.
Después de dudar un buen rato y mover los labios, aún así no se atrevió a hablar.
Wu Chunhua no le prestó mucha atención y comenzó a empacar.