—Al ver a Lin Yuan luchando por soportar el peso, Xia Zheng prontamente le apoyó el brazo y le susurró al oído —Papá y Mamá no están en buen estado de salud, si tú también colapsas, ¿quién va a buscar ayuda?
Sus palabras parecían tener un poder mágico que arrancó a Lin Yuan del borde del colapso. En su vida pasada, había sido hija única y había dejado la casa temprano, sin nunca tener la oportunidad de disfrutar de la alegría familiar. En esta vida, finalmente tenía padres y una hermana y los valoraba profundamente, enfocando todos sus esfuerzos en ganar dinero para darles una buena vida. Cuando de repente se enteró de que su hermana había desaparecido, realmente sintió como si el cielo se desplomara. Si no fuera por el recordatorio de Xia Zheng, esta familia podría de hecho haberse desmoronado.
Lin Yuan lo miró agradecida, tomó una respiración profunda y ajustó su mentalidad.