Pequeño Huzi disfrutaba ser alimentado y que su padre le limpiara la boca. Por supuesto, estas acciones se realizaban con rudeza, sin ningún tipo de delicadeza.
Después de comer, Meng Yunhan tenía que ir a clases.
—Ahao, por favor cuida de Pequeño Huzi en casa, me voy a clases.
Yun Hao estaba reacio a ver a su esposa irse a clases tan pronto.
—Vamos a llevarte a la escuela juntos —Yun Hao miró a Pequeño Huzi y convenientemente ignoró su opinión.
¿Un hombre y un niño llevándola a la escuela?
Meng Yunhan pensó por un momento, luego asintió en acuerdo —¡Está bien!
El anciano Zhao los despidió alegremente en la puerta.
Era la primera vez que Yun Hao empujaba un cochecito de bebé, la postura ligeramente encorvada le era desconocida.
—¡Déjame hacerlo!