—dijo Zhu Xiuyun—. ¡Esto florece maravillosamente!
—¿No querrás tomar esta Hong Mei a casa, verdad?
—Sí, realmente mejoraríá la atmósfera de nuestro sombrío invierno —añadió Yan Yishuang con una sonrisa.
—No me importaría pedírsela, ¿crees que ella accedería?
—No perdemos nada con intentarlo —la animó Yan Yishuang—. Además, si es necesario, podría ofrecerle mi piedra de tinta a cambio de la planta.
Justo en ese momento, se escuchó la voz del sirviente del Maestro Lin:
—¡Señorita Yan!
Yan Yishuang y los demás giraron para ver a Daohua y Wang Manman entrar en el pabellón.
Al notar el nuevo vestido de Daohua, se formó un ceño en la frente de Yan Yile, y dijo con un tono áspero:
—Hermana mayor, usualmente no nos acompañas, ¿qué te trae por aquí hoy?
Daohua ignoró el comentario sarcástico de Yan Yile y se dirigió al sirviente del Maestro Lin que estaba al lado, pensando que no había querido venir puesto que la Hong Mei iba a ser devuelta y regresaría pronto al patio principal.