El tono meloso de Jessica irritaba los nervios de Anne. Ella forzó una sonrisa, girándose para enfrentar a la mujer que había causado tanto caos en su pasado. Jessica estaba ahí, su sonrisa perfecta firmemente en su sitio, como si fueran viejas amigas en lugar de cualquier otra cosa.
—Jessica —respondió Anne, su voz neutral mientras juntaba las manos. Sintió a su lobo inquietarse bajo la superficie, percibiendo su incomodidad.
Jessica se acercó, sus ojos brillando con lo que Anne solo podía describir como una calidez fingida. —Escuché que Ryan comenzará su entrenamiento físico pronto. ¡Debes estar tan orgullosa! No te preocupes, me aseguraré de que esté bien cuidado. Será divertido tenerlo bajo mi ala durante las sesiones de entrenamiento.
El estómago de Anne se retorció. —¿Tú dirigirás su entrenamiento físico? —Su voz era calma, pero no podía ocultar la inquietud que se colaba.