Télécharger l’application
93.54% Bloodforges / Chapter 58: Capítulo 55: La Perspectiva Humana

Chapitre 58: Capítulo 55: La Perspectiva Humana

En lo profundo del palacio imperial de Aurelia, capital del Imperio Celestial, los líderes humanos se encontraban en plena deliberación, bajo la atenta mirada de su Emperatriz Suprema, Daxa. La sala del consejo estaba iluminada por los brillantes emblemas dorados del Núcleo Celestial, mientras los informes de inteligencia proyectaban imágenes holográficas de los sectores exteriores, ahora dominados por Rivon y su Dinastía del Caos Ardiente.

La traición de la Mano, el antiguo brazo militar de los humanos, había sido un golpe devastador. Rivon, una vez aliado del Imperio, había aprovechado la debilidad en las fronteras para conquistar varios sectores estratégicos, desafiando abiertamente la autoridad de Daxa. Los planetas Thalon, Krestar y Ankar habían caído uno tras otro en manos de su imperio oscuro, y las noticias de la masacre de las fuerzas leales en esos sectores se propagaban como un reguero de pólvora.

Daxa, la figura casi divina que había liderado al Imperio Celestial durante siglos, se mantenía erguida, pero en su semblante, marcado por años de lucha, se podía leer la profunda gravedad de la situación. Sus ojos escudriñaban cada informe, conscientes de que la traición de Rivon había creado una grieta peligrosa en la estabilidad del imperio.

— Rivon ha tomado el control de la Mano, — comenzó a explicar el Alto Comandante Jarel, su voz fría y calculada. — Sus fuerzas han aplastado la resistencia en los sectores exteriores, y parece que está consolidando su dominio en esas regiones.

— La Mano se ha convertido en su propio ejército, y Rivon ha erigido su Dinastía del Caos Ardiente. No es solo una rebelión, es una declaración de guerra, — añadió la General Alaris.

Daxa entrecerró los ojos, observando los mapas estelares que mostraban los sistemas conquistados. Aunque el Imperio Celestial llevaba más de mil años enfrentando múltiples guerras en sus fronteras, especialmente contra los Klyrion y los Nyrax, esta traición interna ponía al imperio en una situación crítica. Las fronteras, ya frágiles por los continuos combates, ahora se encontraban más vulnerables que nunca.

— ¿Qué sabemos de los movimientos recientes de los Klyrion y Nyrax? — preguntó Daxa, su voz serena, pero cargada de autoridad.

El Almirante Rael se inclinó ligeramente hacia adelante, activando otro conjunto de hologramas que mostraban las fronteras en conflicto.

— Los Klyrion, como era de esperarse, han intensificado sus ataques en los sistemas cercanos a Xylar. Son maestros de la manipulación psíquica y dimensional, y están presionando nuestras defensas con incursiones rápidas. Su objetivo sigue siendo proteger el equilibrio cósmico, o eso afirman, pero sus ataques no muestran signo de ceder.

— Los Nyrax, por otro lado, están más enfocados en sus propios proyectos tecnológicos. Han aumentado su producción científica en los sistemas fronterizos que intentamos conquistar, y nuestras ofensivas en esos sectores han sido recibidas con una resistencia más dura de lo que anticipamos. Su capacidad para manipular la realidad y su avanzada tecnología nos está ralentizando. Creen que su conocimiento puede desbloquear los secretos del Núcleo Celestial, pero no podemos permitir que accedan a ese poder, — continuó el almirante.

Daxa asintió lentamente, absorbiendo la información. Los Klyrion y Nyrax siempre habían sido amenazas latentes, pero ahora, con Rivon tomando el control de la Mano y ocupando los sectores exteriores, el equilibrio de poder en la galaxia estaba al borde del colapso.

— Rivon ha aprovechado nuestras distracciones en las fronteras para golpear donde somos más débiles, — dijo la Emperatriz, su voz tranquila, pero cargada de sabiduría. — Pero no podemos permitir que su traición desestabilice nuestra misión principal. Los Klyrion y los Nyrax continúan siendo amenazas más antiguas, más calculadoras. Y mientras el Núcleo Celestial esté bajo nuestro control, no debemos subestimar a ninguna de estas razas.

El consejo asintió en silencio. Sabían que Daxa tenía razón. La traición de Rivon era grave, pero el Imperio ya estaba en guerra con múltiples frentes. Los Klyrion, con su capacidad psíquica para manipular la mente y las dimensiones, representaban una amenaza casi insidiosa, mientras que los Nyrax, con su enfoque científico y tecnológico, seguían siendo un obstáculo formidable en las aspiraciones expansionistas del Imperio.

— Debemos concentrar nuestros esfuerzos en fortalecer nuestras defensas, — continuó Daxa, su mirada fija en los mapas estelares. — Y mientras consolidamos nuestras posiciones, prepararemos una ofensiva para recuperar los sectores perdidos. Rivon debe ser destruido, pero no podemos permitir que las fronteras con los Klyrion y los Nyrax se desmoronen.

El Alto Comandante Jarel dio un paso adelante.

— Sugeriría que movilicemos a los Ascendidos y reforcemos nuestras flotas en los sectores en disputa. Rivon está aprovechando las divisiones en nuestras defensas, pero podemos reunir a nuestras fuerzas para contener sus avances. Al mismo tiempo, intensificaremos nuestras incursiones en los territorios Nyrax para impedir que ganen más terreno.

Daxa lo observó por un momento antes de asentir.

— Hazlo. Los Ascendidos son nuestros guerreros más poderosos. Que se desplieguen en los sectores fronterizos. Rivon caerá bajo su poder. Y cuando lo haga, sus sectores se rendirán ante el Imperio Celestial o serán destruidos.

El consejo terminó con un silencio reverente. El destino del Imperio Celestial estaba en juego, pero bajo el liderazgo de Daxa, sabían que lucharían hasta el último aliento para mantener el control sobre la galaxia. Los sectores dominados por Rivon y sus aliados alienígenas serían el próximo objetivo, pero primero, debían estabilizar sus fronteras y aplastar cualquier otra amenaza antes de que se consolidara.

La guerra por la supremacía de la galaxia estaba lejos de terminar, y la Emperatriz Daxa, junto con sus Ascendidos, se preparaban para enfrentar tanto a Rivon como a las fuerzas alienígenas que amenazaban su control.

Los rumores sobre la traición de la Mano, ahora bajo el mando de Rivon, se esparcían por los sectores del Imperio Celestial como un virus imparable. En las altas esferas de Aurelia, la capital del Imperio, la preocupación crecía. La información era incompleta, y los detalles sobre lo que estaba ocurriendo en esos sectores recién conquistados por Rivon apenas comenzaban a filtrarse. Lo único claro era que los territorios que antes respondían a la autoridad de la Mano ahora estaban bajo un nuevo y oscuro liderazgo.

El Gran Consejo se había reunido para tratar la situación. Daxa, la emperatriz, lideraba la reunión con una expresión de fría determinación. A su alrededor, los comandantes militares y los líderes políticos discutían la gravedad de los eventos.

— ¿Es posible que Rivon haya conseguido apoyo de alguna facción alienígena? — preguntó uno de los altos consejeros, su voz llena de preocupación.

El Almirante Rael, responsable de las fuerzas militares del Imperio en los sectores fronterizos, negó con la cabeza.

— Hasta ahora, no tenemos pruebas de que haya alianzas con otras razas, — explicó Rael. — Sin embargo, la velocidad con la que ha consolidado su poder y tomado el control de esos sectores es alarmante. Rivon no solo traicionó, sino que actuó con una precisión militar que no esperábamos de alguien que antes servía a la Mano.

Daxa, que había permanecido en silencio hasta entonces, se levantó lentamente de su trono y se acercó al centro de la sala, donde un mapa galáctico holográfico mostraba los territorios que antes pertenecían al Imperio. Con un gesto de su mano, señaló las áreas que ahora estaban bajo control de la Dinastía del Caos Ardiente.

— Estos territorios eran vitales para el Imperio. No podemos dejarlos caer en manos de traidores, pero tampoco podemos actuar impulsivamente. Si Rivon ha logrado consolidar el poder de esa forma, significa que tiene recursos que aún desconocemos. — Su mirada se endureció mientras contemplaba las estrellas representadas. — No podemos permitir que otros enemigos aprovechen esta debilidad.

Otro comandante, responsable de la defensa en las fronteras con los Nyrax, intervino.

— Mientras nos enfrentamos a Rivon, no debemos olvidar que los Nyrax han estado preparando una ofensiva en los sectores occidentales. Su tecnología es avanzada, pero sus fuerzas son frágiles. Sin embargo, no podemos ignorar el riesgo que representan. Si los dejamos avanzar, podrían cortar nuestras rutas de suministro.

— Y los Klyrion, — añadió el General Andrax, — han intensificado sus incursiones en los sistemas periféricos. Su capacidad para atacar desde otras dimensiones nos deja en una posición vulnerable. Si no actuamos con rapidez, podríamos enfrentarnos a una guerra en múltiples frentes. Rivon ya es un problema, pero los Klyrion son una amenaza que no podemos ignorar.

Daxa asintió, comprendiendo la magnitud de la situación. El Imperio se encontraba en una posición delicada. Si bien la traición de Rivon había causado una sacudida en la estabilidad del Imperio, los enemigos en las fronteras no esperaban para aprovechar cualquier debilidad.

— No vamos a caer en su trampa, — dijo finalmente Daxa, su tono firme y autoritario. — Rivon ha tomado territorios valiosos, pero aún no ha mostrado su verdadera fuerza. Por ahora, reforzaremos nuestras defensas en las fronteras con los Klyrion y los Nyrax. Ellos son nuestras prioridades inmediatas. No obstante, no dejaremos que Rivon se fortalezca sin oposición. Preparen los Ascendidos y las flotas de la Cuarta Legión. Movilizaremos tropas hacia los sectores que aún están bajo asedio.

El consejo asintió en silencio, comprendiendo que las órdenes de la Emperatriz debían cumplirse con precisión. La traición de Rivon no era el único desafío que enfrentaban, pero Daxa no permitiría que se convirtiera en una crisis que desestabilizara todo el Imperio.

— Rivon será un enemigo formidable, — dijo el Almirante Rael, — pero si mantenemos nuestras prioridades claras, podremos controlar la situación.

Daxa dio un último vistazo al mapa holográfico, sabiendo que la guerra estaba lejos de terminar.

Mientras los preparativos para fortalecer las fronteras avanzaban en Aurelia, la capital del Imperio Celestial, la tensión se palpaba en cada rincón de la ciudad. Los ciudadanos comenzaban a notar la movilización militar, las flotas preparándose para partir y los Ascendidos siendo desplegados. Aunque la noticia de la traición de Rivon aún no había sido completamente divulgada entre la población, los rumores sobre los sectores perdidos y el ascenso de un nuevo enemigo se esparcían rápidamente.

Daxa, desde su sala de guerra en el palacio imperial, contemplaba el despliegue de recursos con el ceño fruncido. Sabía que estaban en una situación crítica. Los sectores conquistados por Rivon no solo eran importantes por sus recursos estratégicos, sino también por su ubicación cercana a varios sistemas clave en la ruta comercial del Imperio. Si Rivon consolidaba su poder, podría asfixiar económicamente a los sectores vecinos.

El Alto Consejo Militar estaba reunido una vez más, evaluando las posibilidades de un contraataque. Aunque las fuerzas imperiales eran poderosas, Rivon había demostrado ser impredecible. No se sabía con certeza cómo había logrado la traición y el control de esos sectores en tan poco tiempo, y eso mantenía a Daxa cautelosa.

— Tenemos que ser estratégicos, no podemos atacar de frente sin saber más de sus fuerzas, — señaló el Almirante Rael, mientras el mapa holográfico se llenaba de marcadores que indicaban las zonas bajo asedio y los posibles puntos de conflicto con los Nyrax y Klyrion.

— Si no actuamos rápido, Rivon consolidará su poder, y cada día que pase será más difícil recuperarlo, — insistió otro comandante, golpeando con su puño sobre la mesa. — ¡No podemos esperar!

Daxa levantó una mano, ordenando silencio en la sala. Todos los ojos se volvieron hacia ella. Sus ojos fríos se fijaron en el mapa, calculando cada opción.

— El poder que Rivon ha acumulado es desconocido para nosotros. Sabemos que ha conquistado esos sectores, pero no conocemos los detalles de cómo lo ha hecho ni qué tipo de fuerzas maneja ahora, — dijo Daxa en un tono grave. — Cualquier ataque apresurado solo jugaría en su favor.

El silencio se hizo profundo mientras sus palabras calaban hondo en los presentes. Daxa era una líder calculadora, no actuaba por impulso, y todos sabían que su estrategia había mantenido al Imperio en pie durante milenios de guerra y conquista.

— Primero, necesitamos información. — La voz de Daxa cortó la tensión en el aire. — Enviaremos a nuestros mejores espías y saboteadores para infiltrarse en los sectores controlados por Rivon. Necesitamos descubrir qué ha cambiado desde su traición. Necesitamos conocer su poder, sus aliados, y sobre todo, sus debilidades.

Los altos mandos asintieron, sabiendo que era lo más sensato. Atacar a ciegas sería un error fatal, y con los Klyrion y los Nyrax presionando en las otras fronteras, un movimiento en falso podría desencadenar una guerra en múltiples frentes que el Imperio no podría soportar.

— Mientras tanto, — continuó Daxa, — reforzaremos las defensas en todos los sistemas cercanos a los sectores controlados por Rivon. No podemos permitir que su influencia se extienda más. Si lo hace, podría cortar nuestras rutas de suministro a las fronteras y dejarnos vulnerables en todas direcciones.

Los generales comenzaron a dar órdenes inmediatas para que las flotas y legiones se movilizaran a las zonas indicadas, preparando una defensa impenetrable en los sistemas más cercanos a la Dinastía del Caos Ardiente.

— Además, — añadió Daxa, su tono más firme que nunca, — nos mantendremos alerta con los Klyrion. Su capacidad para viajar entre dimensiones es peligrosa, y si ven una oportunidad de atacar, lo harán. No podemos permitir que aprovechen este caos para infiltrarse más en nuestro territorio.

Los Klyrion siempre habían sido una amenaza etérea y misteriosa, pero en los últimos meses, sus incursiones habían aumentado, atacando estaciones de avanzada y desapareciendo sin dejar rastro. Era un enemigo que exigía estar siempre preparado para lo imprevisible.

Daxa se volvió hacia Rael.

— Quiero que la Cuarta Legión esté lista para partir hacia los sectores fronterizos con los Nyrax. No podemos darles la oportunidad de aprovechar esta debilidad y avanzar sobre nuestras posiciones tecnológicas más importantes. Si conquistamos sus territorios y accedemos a su tecnología, podríamos ganar una ventaja clave en esta guerra.

El Almirante Rael asintió.

— Los Nyrax pueden ser tecnológicamente avanzados, pero sus fuerzas son frágiles. Si los atacamos con precisión, podremos capturar su tecnología antes de que puedan reaccionar. Enviaremos una avanzada antes del ataque principal.

Daxa asintió, satisfecha con el plan. El Imperio Celestial se estaba preparando para una guerra en múltiples frentes, y ella sabía que el tiempo era esencial. Rivon, los Nyrax, los Klyrion… cada uno de estos enemigos representaba un peligro distinto, pero todos debían ser enfrentados con inteligencia y determinación.

El destino de la galaxia estaba en juego, y Daxa estaba dispuesta a hacer todo lo necesario para asegurar que el Imperio Celestial prevaleciera.


Load failed, please RETRY

État de l’alimentation hebdomadaire

Rank -- Classement Power Stone
Stone -- Power stone

Chapitres de déverrouillage par lots

Table des matières

Options d'affichage

Arrière-plan

Police

Taille

Commentaires sur les chapitres

Écrire un avis État de lecture: C58
Échec de la publication. Veuillez réessayer
  • Qualité de l’écriture
  • Stabilité des mises à jour
  • Développement de l’histoire
  • Conception des personnages
  • Contexte du monde

Le score total 0.0

Avis posté avec succès ! Lire plus d’avis
Votez avec Power Stone
Rank NO.-- Classement de puissance
Stone -- Pierre de Pouvoir
signaler du contenu inapproprié
Astuce d’erreur

Signaler un abus

Commentaires de paragraphe

Connectez-vous