-Jamas pensé que te fijaría en una niña primo- comenta la tal Carla, siento como el cuerpo de Tiago se tensa y es que yo puedo ser tolerante con mi familia por el abuelo pero aquí nadie me detiene.
-Si pues… nunca sabes donde llega el amor y sinceramente no me considero una niña, me gradué de la universidad a los 17 años y en ese momento si me consideraba una niña pero ahora no creo que sea una niña- le digo y veo como me mira sorprendida pero lo oculta rápido, todos me miran sorprendidos- pero ese no es el tema, soy muy madura para mi edad, lo sé y creo que lo que a Tiago le llamo la atención de mi es que soy madura pero tengo un espíritu juvenil- le digo, siento a Tiago relajarse y apretarme la cintura.
-La verdad si, Sofía es muy diferente y nunca me importó su edad o la edad que aparenta, lo importarte es que me hace feliz y que no veo un futuro sin ella, es mi todo, somos el equipo perfecto- dice Tiago y besa mi mejilla- creo que jamás encontraré a una mujer como Sofía, me atrajo desde la primera vez que la vi de una manera única, su decisión para hacer las cosas y aunque suene extraño su terquedad, es la única aparte de mis padre y abuelos que es capaz de ponerme un alto y discutir cuando no está de acuerdo con algo, me gusta que defienda lo que cree correcto, es por eso y muchas cosas más que amo a mi gatita- termina de decir Tiago y siento mis mejillas arder.
-Pues a mi no me cabe dudas de que Sofía es una mujer extraordinaria y está de más decir que se ganó mi cariño con solo el hecho de que pudo derretir el frío corazón de mi hijo- dice Tomás, el padre de Tiago- pero cuéntame, ¿de qué graduaste?
-Soy neurocirujana y se sobre la medicina ancestral china- le digo y el asiente, es igual que Tiago, no deja ver sus emociones.
-Eso es impresionante. ¿Dónde te graduaste?- pregunta y Tiago tenía razón, esto parece una entrevista.
-Me gradué a los 17 años en la universidad de Oxford, cuando tenía 12 años me calificaron como una niña súper dotada lo que me permitió hacer en menos tiempo la secundaria y la preparatoria, a los 13 años empecé a estudiar en la universidad graduándome a los 17- le digo, el sonríe y asiente.
-¿Trabajas?- pregunta y yo asiento.
-Si, trabajo en el centro médico internacional- le digo, Adriana se asombra y me mira fijamente
-Ahora entiendo muchas cosas, Tiago es un cerebrito que se graduó a los 18 y ella lo hizo a los 17, son tal para cual- dice Enzo y su abuela le tira un cojín.
-Cállate y deja hablar a Sofi- le dice y el hace como si su boca fuera un cierre.
-Si claro- dice Carla con burla- si trabajaras ahí jamás estarías aquí, los médicos que trabajan en la asociación médica nunca tienen tiempo, jamas en la vida- dice ella sonriendo con suficiencia y la atención vuelve a mi.
-En eso te equivocas, el centro es muy importante y si hay mucho trabajo pero cada quien es responsable de cada trabajo, cada año te asignan los trabajos que debes de hacer y al final tienes que entregar todos tus resultados, solo en casos especiales los entregas antes y yo estoy libre porque ya termine mi trabajo- le digo sonriendo triunfal y ella borra la estúpida sonrisa que tenía.
-Eso es cierto- dice Martín- tengo un amigo que logró entrar y me comentó cómo se lleva a cabo su sistema- yo le sonrió en modo de agradecimiento por su apoyo.
-Escuché que sabes cocinar- pregunta María.
-Si señora, se cocinar- le digo y ella niega.
-Dime abuela por favor- dice ella y yo rio.
-está bien abuela- digo y ella sonríe
-y….- Tomás iba a hablar pero María lo interrumpe.
-ya ustedes preguntaron me toca a mí- dice ella y el calla- ¿de que fue la tarta que le preparaste a Tiago?
-De manzana- le respondo y ella aplaude.
-Esa es mi favorita, deberíamos hacer una juntas- me dice.
-Yo encantada abuela- le digo, Enzo y Tiago exclaman un "¡Sí!" que creo que pensaron que lo decían bajo pero todos lo escuchamos.
-¿Desde cuando cocinas?- me pregunta.
-Mi abuela me enseñó a cocinar desde pequeña ya que ella era chef- le digo y ella asiente.
-Que está bien, la mejor manera de llegar al corazón de un hombre es por la comida- dice María.
-Y en la cama- dice Enzo y María le da un golpe en la cabeza.
-Mucoso, que nadie te enseñó a respetar a tus mayores- le dice enojada.
-Hay abuela me pegas como si acabara de decir algo del otro mundo- dice el sobándose la cabeza- además, no es un secreto para nadie que Tiago y Sofía ya estuvieron juntos y más ahora que viven juntos- dice con una sonrisa pícara y siento mis mejillas arder mientras me escondo en el pecho de Tiago. La abuela le vuelve a dar en la cabeza.
-No le prestes atención, el es así, siempre hace de todo un chiste- me susurra Tiago al oído y yo asiento tocándole la mejilla.
-Ya no me pegues abuela, míralos, deben estar hablando de eso mientras tú me pegas- dice Enzo y todos nos miran, Enzo enarca una cena y es que Tiago tiene la cara enterrada en mi cuello.
-Al final ese no es tu problema- dice María y luego sonríe- todo lo contrario, es maravilloso ya que significa que tendré un bisnieto pronto- dice ella aplaudiendo y yo me ahogo con mi saliva, Tiago me da la vuelta para abrazarme de frente y toma mi cara con una de sus manos.
-¿Estás bien?- me pregunta en un tono muy suave y yo asiento.
-Si, solo que me tomo desprevenida- le digo y el asiente.
-Abuela la verdad es que no hemos hablado de eso aun- dice Tiago mientras pone mi cara contra su pecho.
-Tonterías, eso no es algo que se planea- dice María- mejor tráela a que se siente, no la has soltado ni un momento desde que llegaron.
-Mejor pasemos al comedor- dice Adriana. Jamás me sentí tan avergonzada en toda mi vida y creo que este es solo el comienzo.