Estas palabras resonaban en la mente de Lily mientras Theo se dirigía a su casa.
Cuando la casa se hizo visible, ella se retorció y miró a Theo con timidez —bájame ahora. Sería vergonzoso que me vieran cargada.
Theo rió mientras la bajaba cuidadosamente. Ella se quejó mientras sostenía su trasero con la mano izquierda —¿Estás segura de que vas a estar bien caminando?
—Estoy bien, Theo —ella afirmó y para asegurarlo, enganchó sus manos en las de él y lo arrastró consigo—. Vamos, tú preocupón —lo molestó y él rió mientras ambos giraban la esquina hacia la casa.
—¿Por qué tardan tanto? Apúrense —la voz de Irene les llegó llevada por el viento y se apresuraron hacia ella, con Lily intentando ocultar su dolor.
—¿Estás bien? —Irene se volvió hacia ella en cuanto llegaron al porche, mirándola preocupada.
—Estoy bien. ¿Por qué lo preguntas? —Lily dijo, intentando pasar por su lado.
—Noté que cojeabas —ella compartió una mirada con Theo que Lily percibió.