—Después de unos segundos, se giró y le sonrió dulcemente a Elías —Siento haberte preocupado. Solo estaba cansada y solo pensaba en descansar. Bien, soy toda oídos.
Ella observó cómo Elías irradiaba una sonrisa al entrelazar de nuevo sus manos con las de Aurora.
—Melanie, conoce a mi compañera destinada, Aurora —anunció Elías mientras depositaba un beso en la palma de Aurora.
Melanie observó esta escena horrorizada. Pensó que había sellado su corazón contra el dolor, pero le golpeó como un ladrillo y tuvo que hacer todo lo posible por no mostrarle este lado suyo a Elías —¿Ya regresaste? ¿Cómo estás? ¿Estás mejor ahora? ¿Estás segura de que puedes salir, ahora mismo? —Elías soltó apresuradamente mientras la llevaba a su oficina.
Melanie sonrió mientras le hacía señas —Estoy completamente mejor ahora, Elías. Extrañé estar aquí en casa y te extrañé a ti. Así que, volví a casa inmediatamente después de que el doctor dijo que podía irme.