—¿Estás herida? —Mark corrió rápidamente a su lado, sosteniéndola. Ella levantó la mirada hacia él, intentando descifrar si realmente era él.
Mark la miró, la preocupación grabada en su rostro. Extendió su mano hacia ella. Ágatha extendió su mano de forma tentativa hacia él, pero justo cuando sus dedos estaban a punto de tocarse, él retiró la mano y se rió maniáticamente.
Sorprendida, Ágatha lo miró interrogativamente.
—¿Realmente esperabas que Mark viniera a salvarte? —se arrodilló a su altura y la agarró de la nuca.
—Yo soy el que está aquí ahora y voy a tomar lo que Mark en realidad tenía miedo de tomar —después de decir eso, la atacó con sus labios e intentó forzar el camino hacia su boca.
Ágatha cerró firmemente sus labios mientras luchaba contra él. Era una cuestión de quién era más fuerte y Mark demostró ser más fuerte.
Justo cuando Ágatha pensó que había perdido y estaba a punto de ceder al brutal asalto en sus labios, Mark se retiró a la fuerza y la miró dolorosamente.