—Rosa, no te preocupes por esos dos. Yo no lo hago —dijo Catherine.
Rosa apartó la mirada de la entrada del comedor donde esperaba ver a Zayne regresar sano y salvo. —No es solo su charla lo que me preocupa. ¿Cómo está la cena? No hay música.
—Es perfecta. Estamos tan acostumbrados a las cenas extravagantes en el palacio que esto es un agradable cambio. Lo que has hecho se siente como estar en un hogar familiar normal, con todos nosotros sin demasiadas responsabilidades. No sé cómo se sientan los demás, pero estoy contenta —Catherine aseguró a Rosa.
Para el primer intento, Catherine tenía que aplaudir a Rosa por un trabajo bien hecho.
Catherine continuó, —Esta familia haría bien con más simplicidad. El resto del reino también.
—Gracias. Estaba especialmente preocupada por lo que tú pensarías de la cena. Estoy esforzándome mucho para impresionarte y compensar lo que me falta —confesó Rosa.