Lilian había dañado y matado a muchos, pero no parecía feliz. ¿Cuál era el propósito de todas las maldades que había hecho? ¿Su amor por James valía la pena para convertirse en un monstruo?
De nuevo, Madeline no conocía a Lilian antes de que ella entrara al palacio.
—No hables de mis hijos —dijo Lilian con un tono bajo.
—Estoy hablando de ti y si quiero mencionar a tus hijos, puedo después de lo que hiciste con los míos. Me la quitaste después de que dejé en claro que no me interesaba el palacio. Estoy felizmente casada con un hombre que me ama, ¿entonces por qué molestarme? —preguntó Madeline aunque ya sabía la respuesta.
Todo venía del miedo de que James la trajera de vuelta al palacio y encontrara la manera de hacerla sentar al lado de Lilian. Madeline preferiría morir antes de ser traída aquí de nuevo para ser la mujer de James. No había nada en este mundo que pudiera hacerla pensar en amar de nuevo a James después de ver cómo realmente era.