—Tú —dijo Henry, sin creer lo que escuchaba.
Era una cosa querer matarse el uno al otro, pero era otra que Mateo se pasara al lado de Zayne cuando la batalla aún no se había perdido.
—Solo soy el suplente, ¿recuerdas? Solo puedo ser rey si tú mueres —apuntó su espada hacia Henry Mateo.
—Y nuestro padre tendría que morir —argumentó Henry.
James no pudo lanzarse por la ventana ya que estaban muy alto y no había nada abajo que pudiera atraparlo. Estaba tan en pánico que no había escuchado lo que dijo Mateo.
—Mátalo, Mateo. Para esto te preparamos —se escondió detrás de sus hijos ya que Ricardo estaba superado en número por los hombres de Zayne y los guardias que antes lo protegían estaban en el suelo James.
—¡Por el rey! —gritó Ricardo, apuntando su espada a Finn. Sonrió cuando su espada hirió al soldado pero un dolor creciente en su costado lo hizo darse cuenta de que no había ganado esta lucha.