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Sophie disfrutaba mucho de su escapada. El aire fresco, el nuevo paisaje y el tiempo a solas con su compañero ayudaban a levantar su ánimo. Se sentía más tranquila y feliz, e incluso pudo dejar de preocuparse por Luciel y Jan después de un día.
Después de despertarse de su siesta, disfrutó del pescado a la parrilla preparado por su compañero. Normalmente no le gustaba el pescado, pero esta vez estaba loca por él y comió mucho. A Leland le alegraba ver crecer su apetito.
Estaba seguro de que debían ser las hormonas del embarazo. La amaba tanto y no sabía que podía amarla aún más, pero aparentemente así era. Pensaba que cada día se veía más hermosa y había algo sexy en saber que llevaba su(s) cachorro(s) en su vientre.
Era como saber finalmente que ella y él estaban conectados por un vínculo inquebrantable en la forma de su descendencia juntos. Podía tener algo de ella que fuera genéticamente suyo.
—¿Te gusta? —le preguntó atentamente—. Puedo atrapar más.