El pensamiento de que era tan poco amable que su prometido preferiría elegir a un hombre en lugar de a ella, causaba un dolor incesante a Lady Karenina. Sus lágrimas caían con más fuerza.
No.
Lady Karenina no quería pensar que no merecía amor. La Reina Marianne le había dicho que solo necesitaba ser paciente y su hijo podría llegar a amarla, aunque fuera un proceso lento y tedioso.
Mientras que había relaciones que empezaban bien y fuertes, Karenina solo necesitaba perseverar. Tal vez, después de algún tiempo, podría ablandar el corazón de Nicolás y él finalmente podría darle el amor que ella tanto deseaba.
Karenina sonrió tristemente. Se secó las lágrimas y endureció su corazón.
Si Nicolás pudiera amarla, entonces la Reina Marianne estaría feliz y su padre no la haría sentir como una hija desamparada que debería haber nacido hijo.