Como había prometido, Leland llevó a Sophie en un desvío y visitaron su antigua casa en Blackwoods antes de continuar el viaje a Frisia. Ver la deteriorada cabaña en medio de la nada hizo que Sophie llorara de nuevo.
De todos los lugares en los que había estado, era el más desaliñado. Sin embargo, este también era el lugar que más amaba. Le había traído tanto amor y buenos recuerdos.
Hermosos recuerdos de su infancia con sus padres y Lee, y los breves y maravillosos momentos que pasó con Nicolás.
—Este lugar está casi derrumbándose… —Sophie murmuró para sí misma cuando bajó del carruaje y miró su antigua cabaña. Sin embargo, había una hermosa sonrisa dibujada en su rostro. Se secó las lágrimas lentamente y tomó una respiración profunda. Luego, se volvió hacia Leland y dijo:
— Gracias por traerme aquí.