Ahora que Dylan la había sorprendido en compañía de Kevin, era imposible que obtuviera el patrocinio para Mundo de Hadas. Él lo había arruinado todo.
Savannah mantuvo un agarre firme en la botella, decepcionada y bastante molesta.
—No es nada —Judy la consoló—. ¡Solo un trabajo! Estoy cocinando para ti, tendrás un buen almuerzo y olvidarás todas las cosas tristes.
Al mirar a Judy volver a la cocina, Savannah forzó una sonrisa.
Para Judy, cualquier dificultad se podía resolver comiendo. Parecía tan simple.
Pero Savannah no funcionaba de la misma manera. Perder lo que amaba —en este caso, el trabajo publicitario— también le hacía perder el apetito.
Subió las escaleras cansadamente, sin olvidar la pastilla.
Su teléfono vibró y lo cogió sobresaltada.
Era un mensaje de texto de Dylan.