—¿Qué haces ahí? ¿Cómo sabías que estaba aquí? —preguntó Luo a Noah con los ojos entrecerrados.
—Estoy conduciendo, así que hablaremos después... —respondió Noah apretando los dientes.
—¿Qué pasa con tu humor de perros, eh? ¿Y qué si estás conduciendo? Podemos hablar y eso no afectará el volante, además, ¿por qué vamos a tu casa? ¡No tengo planes de acostarme contigo esta noche! —soltó Luo, sintiéndose molesta por su actitud autoritaria y luego por su comportamiento silencioso.
—Estás borracha ahora mismo Luo... Hablemos después. —dijo Noah con firmeza y concentró su mirada en la carretera.
Luo torció la cara, preguntándose qué le pasaba. ¿Y él decía que ella estaba borracha? ¡Ja! Ella nunca se emborrachaba. Pero tal vez fingiría estar borracha para fastidiarlo.
«¿Me siguió hasta allí? ¿O es solo una coincidencia que esté ahí?», se preguntaba mientras solo había silencio entre ellos mientras él conducía hacia su mansión.