—Mi dama —Aries abrió mucho los ojos, girando la cabeza hacia un lado. Allí, caminando hacia ella estaba Dexter, aún en su traje formal.
—Saludos, mi Señor —Ella hizo una reverencia cuando Dexter se detuvo a un brazo de distancia—. ¿Qué lo trae por aquí?
—Escuché que mi estudiante finalmente está dejando el palacio. Por eso, me apresuré a venir.
—¿Para despedirse de mí?
—Bueno —Él se encogió de hombros, mostrando una sonrisa breve—. Me ofrecí voluntario para asegurarme de que salgas de la capital a salvo. Puedes decir que me quedaré contigo un poco más.
—No tienes que hacerlo, sin embargo.
—Pero estaba preocupado.
—¿Preocupado? —Una risa breve escapó de su boca, mirando a su tutor—. ¿O estabas interesado en cómo conseguí mi boleto para salir?
—Tal vez, ambos —Dio un paso adelante, extendiendo las manos hacia ella—. ¿Debería ayudarte a entrar?