—Solo quiero abrazarte.
Él tragó saliva mirándola fijamente con una mirada abrasadora. La mirada de Claire vagó.
—Está bien —susurró silenciosamente, dando un paso adelante lo abrazó, pasando sus brazos alrededor de su cintura. Leo correspondió el abrazo, sujetándola cerca y con cariño, sin querer dejarla ir.
El corazón de Claire latía fuertemente contra su pecho, él la estaba abrazando de una manera muy extraña; ¿qué le pasaba hoy?, se preguntaba.
—Está bien, llámame cuando llegues a casa, ¿de acuerdo?
Leo susurró; luchando contra el impulso de besar su cabello; Claire asintió, sus mejillas rozando su pecho y tras un momento de silencio, él la soltó.
Su rostro se incendió de timidez y rápidamente se giró hacia su coche, sin querer mirarle a la cara.
—Llega a casa sana y salva —dijo y entró rápidamente a su coche y arrancó, alejándose a toda velocidad.