—Presidente Fu... —Gu Hai en realidad no estaba lejos. Cuando vio a Fu Ying en un estado tan miserable, realmente sintió lástima por él.
Fu Ying bajó la cabeza abatido y se quedó allí de pie en silencio durante mucho tiempo.
...
De camino de vuelta, la atmósfera en el coche era un poco opresiva.
Mo Rao miraba fijamente el paisaje fuera de la ventana en silencio, su rostro pálido.
—Lo siento. No debería haber sido tan impulsivo hace un momento —dijo Shen Feng. Delante de Mo Rao, independientemente de si era su culpa o no, él estaba dispuesto a pedir disculpas incondicionalmente.
Mo Rao forzó una sonrisa.
—Shen Feng, tú no hiciste nada malo. Fui yo quien se equivocó. No debería haber vuelto —respondió Mo Rao. Si no fuera por el asunto de sus padres, quizás hubiera sido mejor para ella y su hermano quedarse en el extranjero.
Así, ella no tendría estas preocupaciones más.