Todos los pensamientos estaban enredados en su mente. Shen Sisi apretaba los labios con fuerza, pero una sensación dulce surgía desde el fondo de su corazón. La temperatura de su rostro aumentaba y hasta su ritmo cardíaco se aceleraba. Hacía mucho, mucho tiempo que no se sentía de esa manera. Esta sensación era como la que tenía cuando estaba con Zhuang Li. Era dulce, pero también llena de ansiedad y anticipación.
Shen Sisi se sonrojó. —Sé que el señor Cheng es una persona muy, muy buena. Nunca me burlaría de usted. Mientras decía eso, de repente levantó la vista, pero no esperaba que Cheng Songyang también estuviera mirándola. Sus miradas se encontraron y rápidamente se separaron. Shen Sisi sabía que a Cheng Songyang le gustaba, pero no lo reveló. Disfrutaba de esa ambigüedad. Por alguna razón, Cheng Songyang no expresaba su amor directamente. En cambio, preguntó cortésmente —Como agradecimiento, ¿puedo invitarte a almorzar?