Qiao Nian miró a Qiao Yu, que estaba parado frente a ella, y entrecerró los ojos. Había subestimado a Qiao Yu.
Qiao Yu era una persona fría e insensible. No importaba lo que sucediera, siempre priorizaría sus propios intereses. Sin embargo, ella no esperaba que Qiao Yu fuera igual de frío e insensible hacia su propia madre biológica, Su Xue.
Su Xue miró hacia arriba a Qiao Yu, con lágrimas cayendo por su rostro. Ella había criado a su hijo con esmero. Él era su orgullo y alegría, su rayo de esperanza.
No sabía si debería decir que Qiao Yu se había vuelto más inteligente y había salvado la reputación de la familia Qiao, o que él la había tratado con crueldad, sin importarle su propia madre.
Su Xue miró a Qiao Shan con indignación. Con lágrimas corriendo por su rostro, cuestionó —Qiao Shan, hemos estado casados por más de treinta años. ¿Es que esta relación realmente se rompe así nomás? ¿Realmente vas a ser tan desalmado como para divorciarte de mí?