—¿Me estás amenazando? —preguntó Gu Dai con hielo en su voz.
Song Ling permaneció en silencio, mirando a Gu Dai.
Gu Dai podría ignorar a Song Ling, pero no podía pasar por alto al Abuelo Song, quien siempre había cuidado de ella durante los últimos tres años.
Su buena salud ahora podría verse comprometida por la preocupación si se enteraba de la odisea de Song Yu.
Tras un momento de reflexión, Gu Dai se decidió.
Se volvió hacia Su Ting y habló suavemente:
—Ve a ver cómo va el entrenamiento de Fu Nan. Me uniré a ti poco después de descifrar la vigilancia.
Su Ting asintió en acuerdo:
—De acuerdo.
Song Ling, quien debería haber estado complacido con el consentimiento de Gu Dai, se sentía cada vez más irritable, especialmente al ver su interacción gentil con Su Ting.
Si hubiera sabido que esto sucedería antes, tal vez hubiera sido mejor buscar más hackers.
Impaciente, Song Ling instó:
—¡Apúrate, se está haciendo tarde!
Gu Dai lo miró con indiferencia.