—¡Oh, está caminando! —llamó Amanecer a Cenit inmediatamente cuando vio que su hijo daba el primer paso a los nueve meses de edad—. ¡Mira! ¡Mira!
Cenit estaba dentro del baño y justo se había quitado la camisa cuando Amanecer irrumpió y lo arrastró hacia afuera para ver que su bebé estaba caminando.
Acababa de volver del entrenamiento. Hace un mes, habían librado una batalla en el puerto de la manada Luz de Luna y lograron tomar el puerto, aunque aún no tenían el control total de la manada, ya era algo grandioso, ya que el puerto era un punto vital.
Planeaban dirigirse a la casa de la manada a fin de mes y todo estaba preparado, Cenit lideraría a los guerreros en dos días y Amanecer estaba ansiosa por eso, no le gustaba la idea de que él estuviera en medio de una batalla.
Sin embargo, Zander no podía posiblemente liderar a su guerrero, ya que nadie podía saber que él no era capaz de transformarse en su bestia.