Elise se burló.
—Vas a lamentar tus palabras de hoy, Harper. Volverle la espalda a tu verdadera familia nunca termina bien. Tu madre lo demostró con su muerte. Esperaba que fueras más inteligente, pero parece que la manzana nunca cae lejos del árbol. ¡Qué pena!
Yo gruñí, queriendo nada más que lanzarme sobre Elise, estampar su carita de suficiencia contra el suelo para exigir una explicación adecuada, pero una vez más, la espalda ancha de Damon la bloqueó de mi vista.
—¡Harper, deja de perder el tiempo. Métete en el coche! —Damon ordenó, usando su autoridad como mi alfa para exigir mi obediencia, no dejándome más opción que seguir sus instrucciones.
Siseé de rabia, pero no podía desobedecer una orden directa, sin importar cuánto quisiera sacarle a Elise más información.