¿La chica con la que crecí —la chica que amaba más que a mi propia media hermana— era capaz de tal comportamiento? Antes de que pudiera siquiera entender tal pensamiento, Damon continuó hablando.
—Tu pequeña amiguita aquí es tan buena en espionaje que tendría que añadirla al equipo de Kaine, o más probablemente… tuvo ayuda extra de nuestros amigos los chupasangres —dijo Damon.
Lydia sollozó patéticamente, sus mejillas húmedas de lágrimas. Había estado dejando escapar pequeños gritos de dolor todo el tiempo, pero Damon y Blaise ignoraron sus quejidos. Ahora que finalmente se le había dirigido la palabra, Lydia aprovechó la oportunidad para dirigirse a todos, pero sus ojos estaban fijos en mí.
—¿Cómo podría yo? Soy una esclava capturada. ¿Cuándo habría tenido la oportunidad siquiera de encontrarme con un vampiro? —gritó Lydia—. ¡Puedes rastrear mis movimientos con mi collar!