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—Eli sacudió la cabeza. Tomó un vaso de agua y lo puso en la mano de Harper, asegurándose de que sus dedos borrachos todavía fueran capaces de sujetarlo con firmeza. —Te va a doler la cabeza mañana si sigues así —suspiró—. Bebe agua y vete a dormir. Podemos hablar sobre cositas lindas que parecen cachorros en otro momento.
Intentaba no pensar en la dirección de ese proceso de hacer cachorros, del cual ella acababa de admitir que le gustaba. Este no era un buen momento para considerar tal revelación demasiado profundamente.
Sin embargo, para su infortunio, Harper todavía no estaba lista para cambiar de tema. —¿Por qué? ¿No te gustan? —prensó los labios pensativamente—. Bueno, los bebés ciertamente pueden ser una molestia. Y un puñado de trabajo. No es que esté súper emocionada de cambiar pañales todo el día, así que puedo entender el sentimiento. Además …