Dado que la oportunidad se había presentado, Nicolai no iba a rechazarla.
Giró sobre sus pies y, sin aparentemente importarle lo que Keon tenía que decirle, Nicolai pasó rápidamente por su lado, agarró a Noah por el cuello y lo empujó hacia atrás.
—¡No puedes hacer eso! —Nicolai escuchó a Brandon chillar detrás de él. Sin embargo, en ese momento, no estaba preocupado por lo que podía y no podía hacer.
Necesitaba salir de esta neblina sangrienta, la que le hacía ver el mundo rojo en lugar de blanco y negro, no iba a detenerse, no hasta enviar a este hombre a encontrarse con su creador.
—Señor de Luca, por favor suéltelo —Brandon habló una vez más y al igual que antes Nicolai lo ignoró. Miró fijamente y hacia abajo a Noah antes de sisea en una rabia hirviente —¿No te da vergüenza mostrarte? ¡¿Cómo te atreves a venir aquí!?
Noah clavó sus zapatos en el suelo, deteniendo lo que Nicolai intentaba hacer al empujarlo hacia atrás.