*Alessandro*
El club estaba más limpio de lo que esperaba. Estaba acostumbrado a ver clubes con pisos pegajosos, basura barrida debajo de las mesas y manchas cuestionables en los asientos. Éste me sorprendió gratamente.
Aunque no debería sorprenderme. Ryan, uno de los chicos de mi círculo íntimo y amigo cercano, dirigía el club para mí. Tenía experiencia dirigiendo otros clubes, pero lo había invitado a hacerse cargo de este para que no tuviera que seguir dirigiendo los más sórdidos en los que había estado trabajando.
Tenía el toque mágico cuando iba a discotecas. Generalmente había mucha rotación de empleados, pero Ryan tenía la costumbre de mantenerlos contentos. Todos cantaron sus alabanzas. Estaban satisfechos con su salario y sus horas, estaban satisfechos incluso cuando los clientes no eran los más agradables.
"Realmente has hecho un trabajo sólido con este lugar", lo felicité.